Jorge Díaz Bartolomé / Malintzin es la niña noble que perdió su libertad, es la esclava que aprendió idiomas, la mujer que fue entregada como ofrenda de paz, la intérprete que se hizo valer con su inteligencia entre hombres extraños de más allá del mar. Malintzin es el espíritu de superación, la determinación para alcanzar lo imposible, la inteligencia para ganarse el respeto del contrario, la capacidad de sufrimiento para llegar a la meta. Lejos de ser una traidora, Malintzin es en definitiva un ejemplo para todos. A Malintzin la quisieron los indígenas, la utilizaron y escondieron los españoles y la odiaron y calumniaron los triunfadores de la Independencia; pero poco a poco su memoria va resurgiendo apoyada de los textos históricos, quizá es hora de que el pueblo mexicano se reconcilie con su historia, con la indígena que fue capaz de lo imposible, porque a fin de cuentas, fue esta formidable mujer la que plantó la semilla de esta extraordinaria nación llamada México.
De acuerdo a un artículo publicado en El Financiero el 13 de agosto de 2021 refiere que Malintzin nació entre 1501 y 1504. Era una mujer chontal. Algunos historiadores indican que nació en Painala, ahora Veracruz, según Luis Barjau. La historiadora Camilla Townsend señala que el padre de Malintzin murió cuando ella era adolescente, y que era el señor de Olotlán (una entidad oprimida por la Triple Alianza). Otros indican que nació en la región de Coatzacoalcos. Malintzin aparece en la historia tras la llegada del conquistador español Hernán Cortés: cuando este y su expedición derrotaron al señor de Potonchán (ciudad maya-chontal, ahora Campeche), en la batalla de Centla en marzo de 1519. El señor de Potonchán ofreció obsequios a los vencedores para congraciarse con ellos y formar una alianza, de acuerdo con la UNAM. Entre los regalos estaba un “grupo de mujeres esclavas”, a las que Cortés bautizó. Ella recibió el nombre de Marina. Según la UNAM, se desconoce el nombre que tuvo antes de Marina, y también fue llamada ‘Malina’ por los nahuas (a falta del fonema /r/ en el náhuatl), y después Malintzin. El sufijo -tzin era dado a personas apreciadas, importantes o dignas de respeto, según la universidad. Los españoles, sin embargo, lo entendieron como ‘Malinche’. El mismo Cortés fue conocido también como ‘Malinche’, pues para emisarios y señores indígenas existía una fusión entre ambas figuras, debido a que ella hablaba en su nombre, destaca la UNAM.
Avanzando por las costas de lo que ahora conocemos como Veracruz, Cortés y su expedición comenzaron a recibir la visita de representantes de pueblos indígenas. Jerónimo de Aguilar se había desempeñado como traductor, pues comprendía el maya, pero desconocía otros idiomas del área de Mesoamérica. El náhuatl era la lengua más hablada entre los habitantes, que estaban bajo el control de la Triple Alianza. Fue Marina quien mostró a los españoles (aunque no se sabe cómo, relata la universidad) que hablaba bien el náhuatl y, desde entonces, comenzó a ser traductora y abrió dicho canal entre representantes indígenas y los españoles. Hay versiones que indican que Malintzin nació en una familia noble y que fue secuestrada y vendida como esclava a comerciantes de Xicalango, para luego “pasar a las manos” del señor de Potonchán, detalla la universidad. “Sobre su origen ‘noble’ y su pericia lingüística, habló ella misma a través de sus actos, pues como lo refieren todas las fuentes, Marina conocía diferentes aspectos de la organización de la Triple Alianza y de la vida política de varios pueblos mesoamericanos y, sobre todo, dominaba las formas del discurso y los protocolos, propios de las elites indígenas, al grado de saber hacerse escuchar y de ser reconocida como interlocutora legítima por todos los señores, nobles y militares indígenas que interactuaron con ella”, puntualiza la UNAM.
El investigador Rodrigo Martínez Baracs del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha destacado que es equivocado ver a Marina como alguien que traicionó al pueblo mexica, al cual no pertenecía. “Las duras circunstancias por las que debió pasar seguramente influyeron para que se eligiera a ella misma dentro de su contexto”. Martínez Baracs considera que la Malinche debió ser una pieza clave los cuatro meses anteriores a la caída de Tenochtitlan. En el tiempo en que los españoles estuvieron en Veracruz, ella pudo haber explicado a Cortés la configuración social y política de Mesoamérica, es decir, que los mexicas tenían enemigos. La escritora y poeta Tanya Huntington ha dicho que Marina es la traductora más célebre de la historia, pero ha sido también una figura vilipendiada, vista como traidora o como víctima. Según Huntington, Malinche fue una mujer que jugó un papel clave, definitorio, en la historia al momento de la conquista. -Xalapa Antiguo
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