Aurelio Contreras Moreno / Entre los distintos análisis e intentos de explicación –algunos delirantes, muchos francamente interesados- sobre la irracional violencia que se desató durante un partido de fútbol en Querétaro el sábado pasado, el más convincente tiene que ver con el principal mal que aqueja a nuestro país y del cual se derivan casi todos sus problemas: la ausencia en México de Estado de Derecho.
Independientemente de los factores específicos que pudieron llevar a las brutales demostraciones de barbarie en el estadio “Corregidora” –muchas acciones, como el desnudar a los que ya están sometidos, son propias de los usos del crimen organizado- durante un encuentro entre clubes que no son precisamente los que más pasiones despierten, lo que salta a la vista es que están rotas por completo las condiciones mínimas que garanticen la convivencia social armónica. No hay ley ni autoridad que valga, como bien quedó de manifiesto con las imágenes que circularon.
El gran problema es que, a diferencia de lo que dicen los políticos mediocres para justificar su incapacidad, no se trata de “hechos aislados” ni de algo que se limite a un único entorno, como el de los eventos deportivos masivos al que pertenece el futbol soccer profesional. Es un fenómeno más estructural que tiene que ver con la fractura de todos los estándares de respeto por la ley, en todos los ámbitos de la vida de nuestro país. Y que invariablemente pasan por el terreno de la política y el gobierno.
Para no ir muy lejos, llevamos varios días presenciando ante nuestras narices como se “forra” el país de propaganda ilegal promoviendo la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador rumbo a la consulta de revocación de mandato. Un derroche millonario que se intenta hacer pasar por una “iniciativa de la ciudadanía” que ni de chiste podría pagar el costo de una abrumadora campaña como la que se está desplegando en todo el territorio nacional.
No hay duda que es el propio régimen –pues éste mismo fue el único promotor de esa consulta- el que está detrás del obsceno dispendio, ya sea que el dinero salga de los legisladores de Morena, de los distintos gobiernos de ese partido y hasta de los burócratas, a los que se les está pidiendo –por lo menos a los de niveles medios y altos, particularmente en Veracruz- que consigan bardas para pintarrajear la propaganda o de plano que se “mochen” con dinero en efectivo para financiar la “causa”. Eso es ilegal y es, en toda la extensión de la palabra, corrupción.
Pero eso es lo que hacen más o menos veladamente. La verdad es que cada vez tienen menos pudor para violar leyes que ellos mismos legislaron, como la que establece una “veda electoral” durante el tiempo de promoción de la participación ciudadana en la consulta de revocación –facultad expresa y exclusiva del Instituto Nacional Electoral-, y que olímpicamente ignoran y cínicamente quebrantan.
Este mismo domingo, gobernadores, presidentes municipales, legisladores y funcionarios de la mal llamada “cuarta transformación” se reunieron para “cerrar filas” en torno del presidente López Obrador y ¡promover la consulta de revocación –que engañosamente difunden como de ratificación- y las obras y acciones del gobierno federal! Y si una autoridad les llama la atención por las sistemáticas ilegalidades que cometen, se enojan, acusan “censura” y emprenden campañas de linchamiento en su contra.
La gran tragedia de este país es que su sistema de procuración e impartición de justicia es una burla. Justo este mismo fin de semana se filtraron audios de una conversación entre el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, con uno de sus subalternos, en los que él mismo evidencia que trafica influencias con los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación –empezando por el presidente Arturo Zaldívar- para que lo favorezcan en un caso en el que, además, es juez y parte, pues la FGR tiene en la cárcel a la ex pareja de su hermano, a quien Gertz responsabiliza de su muerte. Un verdadero asco, que es fiel reflejo de la realidad del país.
Si los gobernadores violan la ley; si el fiscal general viola la ley; si el presidente de la Corte viola la ley; si el presidente de la República viola la ley; ¿por qué no harían lo mismo furibundos y alcoholizados “hinchas”, expresión del “pueblo bueno” al que le encanta el “fut”?
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