Lo ocurrido en Michoacán no es tan inédito. Ese tipo de ejecuciones han estado ocurriendo por todo el país, mostrando que la política de “abrazos no balazos” del presidente López Obrador no ha funcionado. Inconmovible el presidente de México no lamenta la ejecución de 17 personas por parte de los grupos del crimen organizado, no se conmueve como si hubiera perdido su capacidad de asombro.
Para evadir el tema de su responsabilidad por la violencia en el país, el presidente ha propuesto que los cárteles cambien de nombre. Si la solución para acabar con la violencia en el país es cambiar el nombre de los cárteles de la droga, pues la solución es fácil. Dice el presidente: «¿De dónde surgió el Cártel Jalisco Nueva Generación? Pues entonces, todos ellos, que por cierto deberían de quitarle el nombre porque afectan a Jalisco».
Aquí le hacemos llegar la propuesta de un seguidor del programa Línea Caliente. Esta persona propone ponerle al Cártel Jalisco Nueva Generación el apelativo de Cártel de la Cuarta Transformación. Más adecuado, no se agravia a ningún estado y se pone en su lugar a este gobierno de la 4T, que opera como un cártel delictivo.
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