Conmigo o contra mí

Andrés Manuel López Obrador FOTO: WEB
- en Opinión

Aurelio Contreras Moreno / Exhibida la falsedad del discurso de “honestidad” y “moralidad” que el régimen de la autoproclamada “cuarta transformación” ha usado como estandarte político, lo que ha seguido es el endurecimiento del discurso con la intención de intimidar.

El escándalo de la “Casa Gris” del hijo del presidente Andrés Manuel López Obrador en Houston logró lo que nada ni nadie había podido conseguir en tres años: arrebatarle el control de la agenda pública a la propaganda y el discurso presidencial, al grado de hacerles perder el balance y obligarlos a mostrar su cara más autoritaria, sin importarles quebrantar la ley con tal de cambiar el foco de atención en el clima de la opinión pública.

El caso lleva tres semanas liderando la conversación pública junto con sus temas adyacentes, como las agresiones del presidente a los periodistas que le han dado difusión, y que ya han llamado la atención de organismos civiles y actores políticos internacionales, que advierten sobre los riesgos de que la libertad de expresión en México termine anulada por un gobierno intolerante y crecientemente autoritario.

Baste ver las señales que se envían todos los días desde el círculo más cerrado del régimen. Aun cuando según sus propias palabras, a López Obrador los “ataques” no le hacen mella, desde hace una semana los gobernadores y senadores afines al lopezobradorismo han publicado desplegados de “apoyo” al presidente que demuestran lo contrario, que la información dio en el blanco. Tanto así, que las tardías explicaciones que han pretendido dar solo lograron hundirlos más, al quedar exhibidos como mentirosos y bastante proclives al uso patrimonialista del poder, que también es una forma de corrupción.

Es por ello que ahora recurren a un peligroso recurso, que hace todavía más palpable su desesperación: el conmigo o contra mí, que más que dirigirlo a sus críticos, es una arenga para sus seguidores y su base más dura.

No es casual que en uno de los desplegados de la semana pasada, los senadores de Morena tildaran de “traidores a la Patria” a quienes critican a quien llamaron -en el extremo del fanatismo y/o la más indigna abyección- la “encarnación” de la misma: el mismísimo López Obrador.

La traición a la Patria es un delito contemplado en la legislación mexicana. De acuerdo con el artículo 123 del Código Penal Federal, se considerará traidor o traidora a la Patria a aquella persona que “realice actos contra la independencia, soberanía o integridad de la nación mexicana con la finalidad de someterla a persona, grupo o gobierno extranjero”. Y las penas van desde cinco hasta 40 años de prisión. Antes, incluso, se les castigaba con la pena de muerte ante un pelotón de fusilamiento.

Calificar como “traidores” a los críticos del actual régimen, además de un exceso injustificable y hasta ridículo, profundiza el resquebrajamiento de la convivencia social al plantear un falso dilema a la población: o estás con el presidente y su régimen incondicionalmente, sin chistar ni desobedecer, o en automático eres parte de los “enemigos del país”, falacia que muy fácilmente puede ahondar el

encono entre mexicanos y, de manera particular, hacer que una parte de la población justifique que se limiten paulatinamente las libertades de asociación, de expresión y de pensamiento, como sucede en regímenes francamente autocráticos en los que por simplemente manifestar una idea contraria a la versión oficial, una persona puede ser llevada a la cárcel e incluso privarle de la vida.

En esa lógica se encuadra el mensaje que el gobernador de Veracruz Cuitláhuac García publicó en sus redes el fin de semana: “ante los últimos acontecimientos, no podemos quedarnos callados. Hay claras señales de que pretenden descarrilar un gobierno legítimo, popular, democrático por el que luchamos tanto, y que en mucho tiempo no ha habido; es por eso que debemos tomar partido ¿estás con el Presidente de la República o en contra de él? Eso es lo que se va a decidir en los próximos días (sic)”, escribió.

En la misma “cita”, se asegura que “ya algunos medios han iniciado los ataques contra el Presidente, obviamente porque su llegada afectó los intereses de la clase privilegiada por tres décadas del régimen que derrocamos. Quienes estamos claros de lo que está pasando, tenemos que convocar al pueblo para que salga a manifestar su apoyo al Presidente, es momento de apoyarlo…”.

Más allá de si es o no una cita histórica real –ya sabemos lo proclives que son en la “4t” a torcer la historia para hacerse aparecer en ésta como “héroes”-, su intención es la misma: llamar a la gente a tomar partido por el presidente –y en contra de sus críticos- sin objetar nada, sin razonar nada, sin decir nada.

Conmigo o contra mí. Y te atienes a las consecuencias.

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