Hasta los hombres cercanos al presidente López Obrador están preocupados por sus desatinos. Día con día el presidente de México sale con algo nuevo que muestra su verdadero carácter, su ideología que tiende a lo dictatorial. En la mañanera de este miércoles el presidente, hace un reclamo a los medios de comunicación que se presumen independientes, que se presumen objetivos. En tono de sorna repite cómo es que algunos medios se describen: «Somos independientes, somos objetivos, somos de la sociedad civil, el periodismo no puede tomar partido, nosotros tenemos que tomar distancia».
Para el presidente de México un medio legítimo es aquel que apoya su movimiento, su cambio; un medio que solape la corrupción de sus hermanos y de sus hijos, que pase por alto sus incongruencias y que soporte sus insultos y sus burlas. Esa es la clase de medios que requiere. Es por ello que repudia a Proceso, porque Proceso no se alineó como La Jornada a su cambio a su voluntad.
Y como el presidente no cierra heridas, sigue reprochando a la revista Proceso por esa portada premonitoria de 2006: «Recuerdo la portada del semanario Proceso titulada ‘El Estado soy yo’ (sic) que sacaron en vísperas de la elección del 2006, una portada diciendo ‘El Estado soy yo’, luego, cuando hicieron el fraude, sacaron una donde estaba yo así ( inclinó la cabeza hacia abajo) derrotado». La portada de Proceso en realidad decía: «La estrategia soy yo», pero a López obrador ya no le importa equivocarse. Por cierto, ¿y a poco se equivocó Proceso? En 2022, López Obrador es la estrategia, el Estado.
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