La divinización del líder y el culto a la personalidad permitió que muchos gobernantes tiranos se perpetuaran en el poder. Hay muchos casos que la historia tiene documentados. Una característica de esos gobiernos es que había una concentración de poder absoluta y un férreo control de los otros poderes. El pronunciamiento que hacen lo senadores de Morena respaldando de manera incondicional al presidente López Obrador, se entiende, ya que le Ejecutivo federal es considerado el líder moral del movimiento morenista. Sin embargo, lo que resulta inaceptable es que los senadores morenos quieran etiquetar como “mercenarios” y “traidores a la patria” a todo aquel que no respalde al presidente.
Y es que para los senadores morenos, el presidente «simboliza los ideales de la nación, de la patria, del pueblo, de la independencia, de la soberanía, de los intereses del bienestar nacional», por ende, los que se opones según, estos senadores, son más que un puñado de mercenarios. No, pues con esas apreciaciones hacía el Ejecutivo federal, José María Morelos y Pavón, considerado el Siervo de la Nación, se queda corto.
Vaya con estos “representantes del pueblo”, que han decidido darle un cheque en blanco al presidente. Tal parece que a estos senadores se les olvidan las palabras de Santillana: «quien olvida su historia, está condenado a repetirla». Y lo cierto es que la que divinización del líder y el culto a la personalidad, permitió que muchos gobernantes se perpetuaran en el poder.
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