Es por ello que el TEV, con Sigala al frente, pretende imponer al candidato de Cuitláhuac García y de Éric Cisneros en la dirigencia estatal del PAN. Y el Chapo, exhibido como la ramera de Morena, lo celebra, y sus allegados, militantes obtusos lo celebran. ¿Qué clase de militancia puede celebrar que un sujeto como Joaquín Guzmán, controlado por un gobierno morenista, sea el que dirija los destinos de su partido político?
Uno puede entender a los parientes, padres, hermanos, hijos de los que podrían quedar en el comité directivo; la sangre obnubila su razón. Pero una militancia real panista no debería permitir este tipo de triquiñuelas organizadas por un grupo de sujetos que tienen a Veracruz hundido en la vergüenza, en la ignominia, en la inseguridad, en la corrupción, en la ineficacia, en la estulticia. Por supuesto, se espera que las instancias federales vuelvan a poner en su lugar al tramposo de Sigala.