Una vez que se supo que el historiador Pedro Salmerón había sido designado como embajador de México en Panamá, surgieron voces que lo acusaban de ser un acosador empedernido. Algunas de sus alumnas hablaban de haberlo encontrado en las reuniones y de tener que aguantar los besos alcoholizados que les daba como un simple saludo.
Jorge Eduardo Ritter sigue señalando: «Ya el gobierno de México tenía la posición de Panamá, yo entendí que era de que ‘preferiríamos de que no fuera enviado a Panamá el señor Salmerón’». Y es que el presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, ha recibido muchas cartas de colectivos feministas que le piden que rechace la propuesta de México, pues no quieren a un acosador como embajador.