No acaba de entender el presidente López Obrador el daño que le hizo a la reputación de su hijo mayor, José Ramón López Beltrán. Cuestionado sobre el reportaje de las casas en Houston donde vivió y vive su hijo, el presidente optó por la más indigna de las explicaciones: «La señora tiene dinero». No podía decir el presidente que su hijo, durante muchos años de trabajo, había acumulado un patrimonio importante gracias a sus empresas, sus trabajos o asesorías. No podía decirlo porque hasta el momento, lo que se sabe es que José Ramón ha vivido siempre a expensas de su padre y del partido de su padre; como un mantenido.
Entonces, para explicar la riqueza y los lujos que rodean a su hijo mayor, el presidente optó por decir que esos lujos se deben a que la esposa de su hijo es rica. Por lo tanto, el hijo sigue siendo un mantenido, que vive bien no gracias a su trabajo, sino gracias a la riqueza de su esposa. Lo que siguió fue un intento de “matar” al mensajero.
Entonces, de manera bravucona, se fue contra Carlos Loret de Mola, el periodista que reveló la lujosa vida de su hijo. López Obrador, de manera artera, intentó descalificar al periodista, como si descalificándolo limpiara la reputación de su familia. No lo conseguirá. En el imaginario colectivo la gente se va dando cuenta que la honradez de López Obrador se ha convertido en un mito muy fácil de derrumbar.
Comentarios