La perorata insípida de la fiscal espuria. Da la cara a la crítica, pero denuesta a los críticos. El discurso de los tontos no cambia la realidad de los inteligentes

Verónica Hernández Giadáns FOTO: MIGUEL ÁNGEL CARMONA/FOTOVER
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Armando Ortiz / Verónica Hernández Giadáns, que no se nos olvide, es prima de una mujer que trabajaba para el “Comandante H” en la zona sur de Veracruz. Esta fiscal espuria, que no ha dado resultados, que se ha prestado a las venganzas políticas de su tutor, el Bola 8, se presentó la tarde del lunes ante el Congreso del estado. Los colectivos de desaparecidos ya la esperaban, pero no pudieron llegar a ella por el exagerado aparato de seguridad que la cobijaba. Ya frente a los diputados, envalentonada al ver que la mayoría eran de Morena, lanzó un discurso falaz con el que pretende encubrir su ineficacia, encubrimiento y complicidad. Dice la fiscal espuria que ella sí le da la cara a la crítica, pero de inmediato denuesta a sus críticos. Los acusa diciendo que los críticos a su trabajo están del lado de los delincuentes, a los que defienden. Habla de pactos con el pasado, pero no dice nada sobre las acusaciones y señalamientos en contra de su “jefe” Eric Cisneros Burgos, a quien acusan de estar dando protección al Cártel de Sinaloa. Habla del pasado la muy desorientada, como si no entendiera que el pasado también es el 2019, 2020 y 2021. La perorata insípida de la fiscal espuria Verónica Hernández Giadáns sólo tiene sentido y valor en un Congreso como el de Veracruz, donde la mayoría de Morena aplaude cada una de sus mentiras, de sus insensateces. Por supuesto, ese falaz discurso no tendrá ningún efecto en la realidad, pues las cosas seguirán como hasta hoy. Muertos tirados en las carreteras, periodistas asesinados, corrupción de los ministeriales, abusos policiales encubiertos por ella. El discurso de los tontos no puede cambiar la realidad de los inteligentes.

“Nos matan porque no nos creen. ¿Cómo nos van a creer? Si el hombre más importante y poderoso, no nos cree”, dijo Yesenia Zamudio al aceptar disculpa pública

A Yesenia Zamudio le mataron a su hija Marichuy, estudiante del Instituto Politécnico Nacional (IPN) cuyo crimen ocurrió en 2016. Tras 5 años de pedir justicia, la Comisión Nacional de derechos Humanos atrajo el caso y recomendó que el gobierno de México se disculpara con ella. Durante el acto de disculpa pública por el feminicidio de su hija María de Jesús Jaimes Zamudio, Yesenia Zamudio fue muy clara sobre lo que ocurre en el gobierno de López Obrador: “Nos matan porque no nos creen, porque creen que exageramos (…) ¿Cómo nos van a creer? Si el hombre más importante y poderoso, que cuenta con el mayor nivel de popularidad en la historia de los presidentes de México, el presidente, no nos cree”, dijo Yesenia Zamudio al aceptar la disculpa pública”. La activista Yesenia Zamudio criticó la incongruencia de este gobierno que mientras habla de proteger a la mujer, brindándole seguridad e incluyéndola en puestos públicos de relevancia, todavía se permite que gente como Salgado Macedonio sigan impunes: “El presidente no les creyó a las mujeres abusadas de Guerrero y quería a Félix Salgado como gobernador; el presidente no les cree a las estudiantes y maestras del ITAM y quiere a Pedro Salmerón de embajador en Panamá, el presidente no le creyó a la periodista Lourdes Maldonado López, no la protegió y fue asesinada. Si el presidente no nos cree es evidente que, en los trabajos, en las escuelas, universidades, que en las calles no nos crean”. Por supuesto, el presidente dirá que todo es parte de un complot orquestado por los conservadores.

Señores de Quintana Roo, ahí les va su candidato. El imbécil de Palazuelos dice: “Yo, a mí mis respetos, yo admiro a El Chapo”

Muchas personas en el mundo admiran a Adolfo Hitler, lo consideran un gran líder que le devolvió a la Alemania derrotada el orgullo nacionalista. Estas personas olvidan a los millones de judíos que murieron en el holocausto; olvidan los millones de vidas que se perdieron en una guerra estúpida, incitada por la ambición desmedida de un solo hombre. Pues, así como muchas personas en su imbecilidad admiran a Hitler, Roberto Palazuelos, por encima de las miles de personas que mandó asesinar Joaquín Guzmán Loera, por encima de los millones de jóvenes que perdieron el futuro ante las drogas que el fabricaba y traficaba, por encima de los cientos de delitos que cometió, el imbécil de Palazuelos dice que admira a El Chapo. En el programa de Adela Micha esto fue literalmente lo que dijo quien quiere gobernar Quintana Roo, un estado asolado por los grupos del narcotráfico: “Aunque me digan que cómo hablas bien del Chapo, yo, a mí mis respetos, yo admiro a El Chapo porque qué mente tan brillante, haber llegado a donde llegó y haberse salido de ahí, eso no cualquiera, será un delincuente, pero que señor delincuente”. Si Movimiento Ciudadano, que ya lo tiene como su candidato al gobierno de Quintana Roo, tuviera una poquita de decencia, le quitaría de inmediato la candidatura a semejante imbécil. Esto es lo primero que vomita, habrá que ver, ebrio de atención por su candidatura, los sapos que en adelante saldrán de su boca.

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