La situación generó que la pistola, al momento de lanzar la descarga y esta tocara con el gel antibacterial, prendiera una fuerte llamarada. Jason Jones, de 29 años, quedó envuelto en llamas después de que el oficial de policía usara la pistola de electrochoques. Los hechos ocurrieron en una estación de policía de Catskill, en Nueva York, Estados Unidos.
Tras lo ocurrido el joven murió el 15 de diciembre tras pasar 48 días en cuidados intensivos, si bien la causa exacta de su muerte no está clara. «Jason estaba desarmado (…) y sin amenazar a nadie cuando la policía lo golpeó con 50 mil voltios de corriente eléctrica», dijo el abogado de Jones, Kevin Luibrand. «En lugar de ayudar a Jason, la policía salió corriendo de la habitación, cerró la puerta y lo dejó arder», añadió.