Sergio González Levet / En el pasado “Sin tacto” me referí al buen ejemplo profesional que da la Directora de Comunicación Social del Ayuntamiento de Xalapa, Lilí Bravo. Desde su llegada el primer día de este año (y algunos días antes) se empezó a notar que el área estaba despertando y los chicos de la prensa volvieron a sentir que eran tomados en cuenta por la comuna de la capital.
Hoy, para abonar a la equidad de género, me referiré al caso de un compañero que está haciendo también una buena labor de información y de relación con los medios desde una instancia controlada por los morenistas.
Me refiero a Guillermo Núñez Huesca, coordinador del área de Comunicación de la flamante Legislatura estatal, quien ostenta una licenciatura en Diseño por la Universidad Gestalt, a la que suma varios años de trabajo en el medio y con los medios.
Guillermo llega en sustitución de Aldo Valerio, quien pasó con más pena que gloria porque falló en lo que su sucesor está poniendo especial cuidado: tener una relación cercana con los reporteros y/o protagonistas de la comunicación en Veracruz.
Al licenciado Núñez Huesca lo vimos trabajar en el área de logística de la Coordinación de Comunicación Social del Gobierno del Estado y después como un buen jefe de prensa del IPAX, hasta que llegó a Comunicación Social del Congreso veracruzano, en donde finalmente le fueron reconocidos su trabajo, su sensibilidad y sus capacidades.
Hoy, los reporteros están regresando a considerar la fuente de la Legislatura como un espacio en el que son tratados con la consideración que merecen. Poco a poco se irán olvidando los tratos despóticos, fruto de una política de miedo, que alejaba y mal trataba a los responsables de difundir el importante trabajo que realizan -o deben realizar- los diputados. Y en todo eso se está notando la mano del nuevo responsable.
Lilí Bravo y Guillermo Núñez son la muestra de que las oficinas de comunicación pueden funcionar bien si se pone frente de ellas a verdaderos profesionales, no a amigos
y recomendados que solamente conocen los periódicos porque alguna vez usaron uno para matar una cucaracha o para envolver una papaya.
El Gobierno de Cuitláhuac García, y los otros poderes y niveles en la entidad tienen el camino para allanar la relación rota con los periodistas, que tantos problemas de comunicación les ocasiona.
Y es solamente con que se dejen de necedades y acudan a los profesionales.
¿O no?
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