Pese a que la relación iba por buen rumbo, a la joven no le agradaba el gato de su pareja y un día que el hombre no estaba, agarró y por la mala lo sacó. El joven al llegar a su casa vio que no estaba su mascota y se preocupó, pues su gato no era de los que se iban.
Afortunadamente, uno de sus vecinos lo encontró y se lo devolvió. Al averiguar qué fue lo que había pasado, él joven entendió que era su novia quien había sacado al animal. La mujer soltó la sopa y dijo que ella lo había sacado. Como era de esperarse, el chico se enfiereció y la corrió de su casa, ya que no podía vivir con alguien que hizo tal cosa.