Cuando decimos que López Obrador perdió piso, no lo decimos de manera gratuita, con la intención de hacer quedar mal al presidente de México. Pero es que no es posible que después de pasar por la experiencia de la pandemia del coronavirus en México, después de ver cómo los hospitales se saturaron y muchos enfermos tuvieron que morir en los pasillos de los hospitales, en sus propias casas, el presidente se atreva a soltar la siguiente aseveración: «Nadie se quedó sin una cama, sin un ventilador, sin un médico, sin un especialista».
Esa es una de las mentiras más descaradas del presidente de México. Ahí están los reportes de julio, agosto y septiembre de 2020, meses en los que la pandemia en México dio los números más altos de contagio, meses en que los muertos se acumulaban en la morgue y las personas se quejaban porque en los hospitales no los recibían, se quejaban porque los médicos no los podían atender debido a que estaban saturados de pacientes.
Las noticias de esa época desmienten al presidente López Obrador, las mismas personas que vivieron las tragedias de ver a sus seres queridos muriendo desmienten al presidente; la realidad desmiente al presidente. ¿Por qué entonces atreverse a soltar semejante mentira?
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