En una carta a los medios ella menciona: «Lamentamos que esta situación se haya repetido ya que no es un hecho aislado porque nosotros y nuestros hijos también hemos sido víctimas de agresiones y amenazas de las que no se podrían imaginar y que en más de una ocasión, y por esta razón, decidimos apartarnos de Joan, de sus enojos, de sus desplantes, de sus adicciones y por eso es que apoyamos todas las decisiones de Jean y de doña Laura».
Esta vez Joan fue demasiado lejos, pues golpeó en la pelea a su hermano Jean, a su cuñada y a Laura, la madre que lo adoptó, una mujer de 65 años. Joan hubiera querido que su padre adoptivo, Juan Gabriel, le dejara toda la herencia para él podérsela gastar en drogas y alcohol, como hasta el momento ha hecho. Pobre Juan Gabriel, con la conducta de este hijo, seguramente se volvería a morir.