En la mitología escandinava, el Kraken es un monstruo marino que se esconde en las profundidades del océano y, de vez en cuando, asciende a la superficie para hundir barcos con sus poderosos tentáculos. En la política mexicana, sobre todo en las aguas de Morena, existe un personaje encargado de la Energía Eléctrica, que es muy semejante a esta criatura mitológica. Nos referimos a Manuel Bartlett, quien tuvo un enfrentamiento con los diputados de oposición al rendir cuentas por la glosa del Tercer Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero sobre todo, para defender su Reforma Eléctrica.
El vetusto líder, responsable de la caída del sistema en 1988 que le permitiera a Carlos Salinas de Gortari asumir la presidencia de México, emerge de las oscuras aguas para declararse el más moreno de los morenos de la 4T. Lo peor del caso es el argumento que se sacó de la chistera al decir que «la caída del sistema fue un amasiato entre el PAN y Salinas de Gortari…»
De verdad que, con políticos como Manuel Bartlett, es difícil creer en el discurso anticorrupción que enarbola la Cuarta Transformación. Este curtido político cuenta con la venia del propio López Obrador, por esa razón ni se inmuta ni despeina ante acusaciones de enriquecimiento ilícito y de contar con acciones en paraísos fiscales, vaya, ni con las acusaciones de que su primogénito vendió ventiladores a sobreprecio. Esos son los beneficios de los que disfruta el legendario Kraken que dirige la Comisión Federal de Electricidad.
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