Masten Wanjala iba a ser juzgado por el asesinato de 10 niños, asesinatos que llevó a cabo en un periodo de cinco años. Los crímenes ocurrieron la localidad de Bungoma, en el oeste de Kenia, donde este sujeto vivía. Masten Wanjala, un joven de 20 años confesó sus crímenes, incluso dijo que él succionaba la sangre de sus víctimas. A unos días de su audiencia Wanjala escapó de sus custodios, lo estuvieron buscando, pero al sujeto se le ocurrió regresar a su pueblo, Bungoma. Estando ahí unos niños lo reconocieron.
Los niños dieron aviso a los adultos, quienes se congregaron y empezaron a perseguirlo. Masten Wanjala buscó refugio en la casa de un vecino, pero de ahí lo fueron a sacar para lincharlo. Sobre la muerte de Masten Wanjala las autoridades informaron: «Él vivía en esta área y los niños lo vieron y supieron que era él y fue entonces cuando la información se difundió y los lugareños comenzaron a perseguirlo. Al final, corrió a la casa de un vecino, pero lo hicieron salir y lo lincharon».
Los agentes que lo buscaban, al enterarse de la muerte de este asesino serial comentaron: «Nuestros pensamientos están con las familias de quienes perdieron a sus hijos inocentes en manos del sospechoso».
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