Desde el año del 2018, cuando el exgobernador del estado de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, fue detenido por las autoridades bajo la acusación de crear una asociación delictuosa y pertenecer a la mafia en el lavado de dinero no se sabía mucho de él. Tras la detención de Duarte de Ochoa, se supo que, al estar frente a un juez en su proceso penal, consideró que aceptarse como culpable sería la mejor opción, ya que la condena se reduce un poco. Un tribunal federal confirmó la sentencia de nueve años de prisión y una multa de 58 mil 890 pesos.
Recientemente, tras haber pasado tres años de la detención de Javier Duarte, dan a conocer que estuvo aislado entre las personas que posiblemente estaban contagiadas de coronavirus, en medio de la población penitenciaria de la que está rodeado. Unas horas después, en los medios de comunicación, dijeron que el exgobernador de Veracruz, presunto culpable de infinidad de muertes en el estado, no tenía coronavirus.
La noticia fue puesta en las redes sociales y en distintos medios de comunicación donde señalaron que sí, que efectivamente, Javier Duarte de Ochoa no está contagiado de coronavirus y ahí terminó todo. Detrás del alboroto, existe una fotografía de la cual no se ha mencionado mucho. Después de tres años de estar encerrado en una prisión federal por los delitos de enriquecimiento ilícito y por ser el causante de los muchos jóvenes asesinados en el estado de Veracruz, se ve a un sujeto decaído, un sujeto obeso y decepcionado de la vida y de cómo quiso llevar a cabo su vida y su carrera como gobernador de Veracruz.
En la fotografía se ve a Javier Duarte rodeado de personas a las cuales nunca imaginó tener en su entorno tan de cerca. El exgobernador, sentado ahí en una camilla esperando a que le confirmen si estaba contagiado por coronavirus, muestra la tumba que fue cavando, muestra el arrepentimiento de un sujeto poco inteligente.
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