La pregunta que surge es: ¿Han servido de mucho los testimonios de Emilio Lozoya? Comenta García Soto: «El único peñista al que la FGR pudo detener y extraditar ni siquiera pisó en ningún momento la cárcel y obtuvo un trato privilegiado a través de acuerdos que nunca hizo públicos el fiscal Alejandro Gertz Manero, pero que claramente han resultado mucho más ventajosos y beneficiosos para Emilio Lozoya que para la justicia mexicana y para la fiscalía que no ha podido armar un solo caso coherente y sólido a partir de los dichos y afirmaciones del exdirector de Pemex que le dio a la Fiscalía más saliva y paja que evidencias sólidas de corrupción de los casi 70 políticos a los que acusó en sus declaraciones judiciales».
Es decir, el servicio de Emilio Lozoya como testigo protegido no ha servido para nada; sólo para que este delincuente se siga placeando, gastando el dinero que se robó.