Bernardo Gutiérrez Parra / Para nadie es un secreto que cuando Eric Patrocinio Cisneros Burgos llegó a Xalapa recién desempacado de Baja California, no tenía ni idea de lo que era el manejo de la Secretaría de Gobierno de la que es titular. Tres años después sigue sin saber.
El librito de la política dice que un buen Secretario de Gobierno debe mostrar autoridad y de vez en cuando dar un manotazo sobre el escritorio, pero sin dejar de concertar, conciliar y tender puentes. Nada de esto ha hecho Eric que prefiere la Ley del Garrote y se ha convertido en el terror de los alcaldes.
Sus pleitos, amenazas y chantajes ya son parte del anecdotario político estatal. No hay munícipe que no tiemble cuando el Secretario de Gobierno lo manda llamar. Eric lo sabe y parece disfrutarlo.
Este miércoles en Nogales, tuvo que apechugar los señalamientos que hizo el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, durante la inauguración de la nueva Unidad de Servicios Forenses. El funcionario dijo que de los 91 mil desaparecidos en el país, hasta 42 mil cuerpos sin identificar estarían en los Semefos o en fosas comunes.
Encinas agregó que ni el gobierno federal ni los estados han estado a la altura de esta situación y Cisneros Burgos debió sentirse aludido en lo que corresponde a Veracruz, pero actuó mal. En lugar de aceptar la realidad y proponer soluciones, se soltó diciendo dislates frente a los reporteros.
“Garantizar el Estado de Derecho nos corresponde absolutamente a todos”, dijo de entrada lo cual es falso. El garante del Estado de Derecho es y debe ser precisamente el Estado. La ciudadanía paga sus impuestos para que la sirvan, no para andar haciendo funciones que no le corresponden.
Luego le echó la bolita a los alcaldes al manifestar que la vigilancia tiene que empezar por los ayuntamientos porque son el primer nivel de gobierno lo cual es otra falacia. Hasta un chico de primaria sabe que de los tres niveles de gobierno el primero es el Federal, luego el Estatal y en tercer lugar el Municipal.
Los municipios son los entes más desprotegidos por el Estado por lo que pretender cargarles la responsabilidad de la vigilancia es un despropósito. Pero así piensa Cisneros Burgos que por una parte exige que los alcaldes se encarguen de la seguridad, pero mira hacia otro lado cuando se trata de capacitar a los policías municipales.
Mientras en otros estados los secretarios de Gobierno colaboran estrechamente con el Ejército, Marina, Guardia Nacional y las policías estatales y municipales, en Veracruz el Secretario de Gobierno ha dejado al garete la seguridad y anda en otros menesteres.
Eric se ha vuelto ajonjolí de moles turísticos al convertirse en una especie de Secretario de Turismo adjunto, ante la inoperatividad de la titular de esa dependencia Xóchitl Arbesú. Esto independientemente de sus intromisiones con el gobernador Cuitláhuac García, en la Fiscalía estatal y el Poder Judicial.
Eric inaugura ferias artesanales, estaciones antiguas de trenes, pistas de hielo y exposiciones; promueve Pueblos Mágicos y zonas arqueológicas. Fue activo propagandista del catamarán “El Cuenqueño” una embarcación turística que surca el río Papaloapan, y tantas ganas le echó a la promoción que cayó en la sospecha. No pocos veracruzanos piensan que don Eric tiene algo más que intereses turísticos en el catamarán.
Al ver el entusiasmo que despliega en esas actividades, ¿no sería mejor encargarle la cartera de Turismo en lugar de dejarlo en la Secretaría de Gobierno?
La medida la aplaudirían los alcaldes salientes y entrantes; los familiares de los asesinados, secuestrados y levantados; los veracruzanos que han sufrido de la violencia que Eric no ha podido controlar y, sobre todo, los familiares de los desaparecidos que lo único que han recibido del funcionario ha sido indiferencia, desdén y olvido.
Sin darle tantas vueltas al asunto, Eric Cisneros ha sido el peor Secretario de Gobierno desde que se inventó esa cartera en Veracruz. La violencia cotidiana lo confirma día con día.
Moverlo al lugar de otra buena para nada no sería una idea descabellada. Ojalá se anime.
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