Una estación muy esperada para muchos es el otoño, una de las estaciones templadas que nos va preparando para los fríos de invierno. La estación de las bebidas calientes, de los guisados que salen del horno, del pan que huele a leña. En México el otoño es la estación del Día de los Santos Difuntos, de la flor de cempaxúchitl, de la calabaza y la mandarina; de los altares de muertos. El otoño se relaciona con la época de inspiración de los poetas, quienes han celebrado esta estación con sus poemas y cantos.
«El otoño es una segunda primavera, donde cada hoja es una flor», decía Albert Camus. «Pero tú y yo, amor mío, estamos juntos, juntos desde la ropa a las raíces, juntos de otoño, de agua, de caderas, hasta ser sólo tú, sólo yo juntos», decía Pablo Neruda. «Aprovechemos el otoño antes de que el invierno nos escombre. Entremos a codazos en la franja del sol y admiremos a los pájaros que emigran», escribía Mario Benedetti.
«Nada es más fugaz que la forma exterior, que se marchita y se altera como las flores del campo en la aparición de otoño», escribió Umberto Eco. «Como un camino en otoño: tan pronto como se barre, vuelve a cubrirse de hojas secas», anotaba Franz Kafka. «En llamas, en otoños incendiados, arde a veces mi corazón, puro y solo», cantaba Octavio Paz.
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