Armando Ortiz / ¿Qué edad tiene el presidente de México? López Obrador nació el 13 de noviembre de 1953, tiene 67 años y pronto 68. Julen Rementería tiene 60 años, cumplidos apenas el 23 de julio de 1961. Pero a lo mejor a Julen, a pesar de la buena vida que se ha dado, se le ha olvidado hacerse los cambios de aceite a tiempo, porque se ve muy acabado. Cómo se verá de acabado el senador panista que hasta el presidente López Obrador, que es 7 años mayor que él, dice que es una “persona mayor y se le debe de respetar”; sólo le faltó decir que si lo ven en la calle hay que ayudarlo a cruzar las avenidas. Julen, con su “bombazo” fallido que pretendía acusar de corrupción al gobierno federal y al de la Ciudad de México, sólo consiguió ponerse en la mira del presidente, como quien dice, “se puso de a pechito” y López Obrador, a quien le sobra lengua de maledicente, se dio vuelo con él. “Tengo entendido que este senador fue de obras públicas, fíjense, en el gobierno de Yunes y ahora se quiere convertir en el paladín de la honestidad, de la transparencia. Muy lamentable todo esto”, declaró López Obrador del senador panista. Lo grave es que Julen Rementería embarra con sus sandeces a todos los panistas en el Senado; hay que recordar que Julen sigue siendo coordinador de los senadores panistas, esto a pesar de su desliz con Santiago Abascal, el ultraderechista del partido Vox. Pero que “cabecita de algodón” te diga “persona mayor”, eso sí calienta; ¿será que Julen ya chochea?
Mercedes Santoyo, la gran inquisidora; tapadera del gobierno de Cuitláhuac García, pero exige imponer sanciones a sus empleados
Vaya mentalidad torcida la de la contralora Mercedes Santoyo, quien sirve de tapadera a muchos funcionarios corruptos del gobierno de Cuitláhuac García. Esos funcionarios que simulan licitaciones públicas para otorgar obra, pero que en realidad la entregan a sus contratistas cómplices; ejemplo claro de esto el Cártel de Avanradio de los Ferráez, que tiene múltiples empresas que ponen a concursar en las mismas convocatorias de licitación. Lo que a Mercedes Santoyo le preocupa, y eso lo constata un audio filtrado por sus mismos empleados, es la imagen de su persona en las redes sociales. Mercedes Santoyo confiesa: “Yo a veces estoy hasta el queso, pero me pongo a revisar las redes sociales de muchos de ustedes, para ver que están subiendo”. Ah, y cuidado con lo que sus empleados publican en redes sociales, porque si es algo contrario a ella o contrario a su lugar de trabajo, porque la señora les podrá aplicar un descuento de tres días de salario: “Es hora de aplicar una sanción administrativa, descuéntale tres días, ese tipo de cosas hay que hacer, debemos ser muestra ejemplar nosotros, y sí la ley nos lo permite, pues vamos a aplicarla”. ¿A qué contraloría se tendrá que demandar a esta funcionaria inquisidora? ¿Qué Contraloría fiscalizará los abusos de esta funcionaria de quinta?
Pedían 50 mil semanales a restaurante de Salamanca donde explotó bomba. AMLO insiste en su política de abrazos, delincuentes con su política de bombazos
López Obrador, un presidente que quiere arreglar el mundo, pero no puede con los problemas en su país. Su política de “abrazos, no balazos” es la burla de los mismos grupos criminales que le responden con violencia, con inusitada violencia. Uno de los problemas más graves que vive este país es el de la extorsión. En este país es muy difícil abrir un negocio y que prospere. Pero en caso de que llegara a prosperar, siempre existe la posibilidad de que lleguen los grupos criminales a cobrarte “piso”, es decir, a extorsionarte cobrando una fuerte cantidad de dinero por dejarte trabajar sin problemas. Eso es lo que ocurrió en Salamanca, Guanajuato, donde gente del Cártel Jalisco Nueva Generación mandó una bomba al restaurante familiar Barra 1604. 50 mil pesos semanales pedían los extorsionadores, es decir 200 mil pesos mensuales para dejarlos operar sin ningún contratiempo. La denuncia la hicieron los socios desde hace 7 meses a la Fiscalía estatal, y desde entonces padecían este tipo de extorsión. Se entiende que el restaurante se negó al pago y por ello la represalia del ataque con una bomba. Pero el gobierno federal insiste en su política de abrazos, mientras que los delincuentes siguen con su política de bombazos.
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