Pues por informar esto, el alcalde Fernando Molina se engalló y amenazó al periodista, quien sólo informó lo que está documentado. El alcalde de Isla dijo que eran mentiras de Ignacio Carvajal y que por eso lo iba a denunciar. Más tarde el alcalde bajó el video donde lanzaba sus amenazas, pero demasiado tarde, porque alguien grabó esa amenaza.
Esos alcaldes que creen que en su municipio pueden hacer lo que se les pegue la gana no entienden que el periodismo honesto está obligado a denunciar sus abusos, sobre todo si hay pruebas sobre ello. Pero cobarde como es, Fernando Molina quiso con esa amenaza intimidar al periodista, quien no se arredró, antes bien denunció sus amenazas.