El apodo lo dice todo, “Pajarraco”, según el diccionario, esta palabra la define como un pájaro desconocido de apariencia fea. Este es el mote que encaja perfectamente en la persona de Juan Miguel Pantoja, un miembro de la banda Guerreros Unidos que da lujo de detalles de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. El sujeto, quien narró lo acontecido a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, dijo que el día 26 de septiembre de 2014, recibió una llamada para que se trasladara a Cocula. Al llegar al lugar, rápidamente se subió a una estaquitas blanca, para dirigirse a Iguala, sin embargo a mitad del camino se encontraron con una camioneta blanca de tres toneladas y media.
Ahí llevaban amontonados a los normalistas. Por cierto, llama la atención que dos camionetas de la policía escoltaban a la camioneta donde iban los normalistas. El sujeto narra que, al llegar al basurero a la una de la mañana, uno de los seis sujetos que le acompañaban recibió una llamada donde ordenaban que les dieran piso a los estudiantes. Inmediatamente comenzaron a dispararles, ya muertos, a los más gorditos, les ponían unos embudos improvisados de botellas de plástico y los rellenaban de diésel para que ardieran más rápido.
«Los cuerpos los colocamos en una plancha, como de cincuenta llantas y troncos, todo bien empapado de diésel; el fuego fue prendido por cuatro personas colocadas en cada esquina, este duro de manera fuerte desde las 3, hasta las 10 de la mañana», dijo Miguel Pantoja, quien se encuentra disfrutando de su libertad, ya que un juez señaló que había violaciones en el debido proceso.
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