Ahí está el caso de la maestra Delfina Gómez, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), quien debía de rendir cuentas a la opinión pública sobre los moches que hacía a los empleados, mientras fue presidenta municipal. La maestra enfocó su discurso sobre el regreso a clases y, de manera milagrosa, ningún periodista o reportero le preguntó sobre los moches a los empleados municipales.
Lo cierto es que esas mañaneras sólo son un escaparate para que el presidente diga sus ocurrencias y se luzca en horario matutino todos los días. Desagraciadamente se ha pervertido un espacio que pudo ser un buen intento para mantener bien informada a la sociedad mexicana.