Fernando Padilla Farfán / El ex presidente de México Vicente Fox Quezada, utilizó en su léxico diversas formas que resultaron ser producto de su imaginación o de su ocurrencia. Por ejemplo: “tepocata”, que en repetidas ocasiones usó el ex Presidente, no era conocida en nuestro país. No fue sino tiempo después que se supo que ese nombre era el que se le daba a algunos renacuajos en Guatemala. Pero cuando Vicente Fox se refería a ese tipo de animales, denotaba que se trataba de seres nocivos por la comparación que hacía con las víboras prietas siendo, en realidad, inofensivos animalitos de la herencia genética de las ranas.
Pero cuando no se midió, fue utilizar de manera indiscriminada el masculino y el femenino en su lenguaje. Lo de chiquillos y chiquillas pegó tanto que ya forma parte de los discursos de todos los políticos sin importar su filiación política, ideológica o preparación académica. Creen que utilizando el dictado foxiano le dan un marcado y merecido reconocimiento a las niñas y a las mujeres en general.
Utilizaba a tal extremo la diferenciación de los sexos, que hubo un discurso ante empresarios de la industria automotriz, que la inercia lingüística mal empleada le provocó un dislate. En esa ocasión dijo: “Camiones y camionetas”, según él, para guardar el equilibrio sexista sin importarle que fueran objetos. En otra ocasión pretendió crearle el femenino a “el alumnado”.
Durante su mandato recurrentemente distorsionaba nuestro lenguaje, tan rico en conceptos como para inventar y mal aplicar las palabras. Aún no se sabe qué influjos motivaron que el ex presidente Fox distorsionara una forma de hablar construida durante siglos.
Desde hace unos años, la Real Academia Española (RAE) viene advirtiendo y corrigiendo el uso indebido de ciertas palabras que intentan marcar la diferencia en los sexos y que son con asiduidad mal empleadas, como “Todos y todas, presidente y presidenta, ciudadanos y ciudadanas”, entre otras fomentadas por el hombre de las botas de piel de nauyaca.
La RAE ha explicado que este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase. Es decir, mencionar a todos los individuos de la especie sin distinción de sexos: Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto. Por ejemplo.
La mención explícita del femenino solo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto: El desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad. La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos.
El uso genérico del masculino se basa en su condición de término no marcado en la oposición masculino/femenino. Por ello, es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto. Así, ‘los alumnos’ es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones, explica la Real Academia Española.
Aunque en discursos oficiales de altos personajes de la política se escucha de manera recurrente conceptos como “Ciudadanas y ciudadanos” o “Hola a todas y a todos”, no dejan de ser distorsiones del lenguaje.
Otro ejemplo digno de comentarse, es lo que dijo Pablo Iglesias Posse, fundador del Partido Socialista Obrero Español, en una carta a sus militantes: “En un momento histórico crucial para el futuro de nuestro país, ponen de nuevo a prueba nuestra madurez y tratan de sembrar cizaña. Por eso es crucial que todos y todas estemos a la altura y no hagamos el juego a nuestros adversarios”. En otro discurso dijo que desde su formación, siempre van a estar dispuestos a dialogar “con todos y todas, a pesar de las diferencias”.
Cristina Kirchner que, en cada acto, impostando la voz como si estuviera declamando en un acto escolar, iniciaba sus discursos a la nación: “¡Argentinos y argentinas; sepan que es intención de este gobierno respetar los derechos de todos y todas”. Éstas frases no extrañan a nadie en México porque después de Vicente Fox todo el mundo político utiliza éstas expresiones, sin meditar en lo más mínimo el daño que hacen a nuestro florido lenguaje, que contiene todas las palabras y conjugaciones que se necesitan para comunicarse de manera clara y perfectamente entendible entre las personas.
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