El Partido Verde Ecologista de México (PVEM) es un partido político que, desde su nacimiento, trae en sus venas un comportamiento casquivano que lo obliga a venderse al mejor postor. Ha vendido caro su amor al PRI, al PAN y hasta con el convenenciero PRD. Sin embargo, como buena cortesana ahora le entrega todo su apoyo a Morena, el partido del presidente López Obrador. Resulta que después de la reunión que sostuvo Manuel Velasco con Adán Augusto López, salió a anunciar que seguirán siendo aliados en el «esfuerzo de unidad republicana impulsado por el presidente».
Pero no se vaya usted con la finta creyendo que esa relación es miel sobre hojuelas. Lo que se afirma es que está de por medio la “manita de puerco” que le aplicó el presidente López Obrador al acusarlo de estar detrás de los profesores de la CNTE, que le impidieron el paso a un cuartel en Tuxtla Gutiérrez.
Y es que el esposo de la mejor cocinera de enfrijoladas (Anahí) había dicho en meses pasados que «había la necesidad de valorar su alianza con Morena». Pero como vemos, el Partido Verde no pierde su esencia de ser un partido bisagra y de vender su amor como la mejor practicante del oficio más antiguo del mundo. Ni modo, como dijera el escorpión de la fábula de la ranita: «Esa es mi naturaleza».
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