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Desastres naturales en Veracruz, ni el protagonismo de Fidel Herrera ni la apatía de Cuitláhuac García

¿Recuerda usted por qué la dirección de Protección Civil del estado de Veracruz pasó a ser Secretaría? Pues porque Fidel Herrera vio que los desastres naturales en Veracruz eran un gran negocio, un negocio de millones de pesos que se podía embolsar, pero para ello necesitaba una secretaría, no una dirección; para administrar ese saqueo puso a Tonicho “cabeza de lata”, Ranulfo Márquez. Fidel deseaba que el Gobierno Federal se diera cuenta de los estragos que causaban los terremotos, huracanes y tormentas tropicales. Por ello, rodeado de guaruras, se arremangaba los pantalones y se metía a los charcos con sus pies llenos de sabañones, para con una cubeta sacar el agua de los vados, o para entregar despensas que incluían frijol con gorgojo.

Incluso hay fotos donde está con Felipe Calderón mojándose la punta del culo, haciendo creer al entonces presidente que se preocupaba por lo que sucedía a los veracruzanos. Pero una vez que el Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden) entregaba el dinero para los damnificados, Fidel no se volvía a parar en la zona del desastre. Los damnificados se quedaban sin el recurso, apenas unas migajas les aventaba, todo lo demás era para el ganador.

Por su parte, el gobernador Cuitláhuac García se muestra apático ante el desastre. Él cree que todo lo puede controlar desde su oficina, desde su iPad, desde su teléfono que es más inteligente que él. En medio de los desastres naturales no se requiere ni el protagonismo de Fidel Herrera ni la apatía de Cuitláhuac García. Se requiere eficiencia, sensibilidad, justicia. Pero pedir todo eso en Veracruz es pedir demasiado.

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