Incluso hay fotos donde está con Felipe Calderón mojándose la punta del culo, haciendo creer al entonces presidente que se preocupaba por lo que sucedía a los veracruzanos. Pero una vez que el Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden) entregaba el dinero para los damnificados, Fidel no se volvía a parar en la zona del desastre. Los damnificados se quedaban sin el recurso, apenas unas migajas les aventaba, todo lo demás era para el ganador.
Por su parte, el gobernador Cuitláhuac García se muestra apático ante el desastre. Él cree que todo lo puede controlar desde su oficina, desde su iPad, desde su teléfono que es más inteligente que él. En medio de los desastres naturales no se requiere ni el protagonismo de Fidel Herrera ni la apatía de Cuitláhuac García. Se requiere eficiencia, sensibilidad, justicia. Pero pedir todo eso en Veracruz es pedir demasiado.