AMLO vaticina el fin de medios impresos críticos

Andrés Manuel López Obrador y su ataque constante al periódico Reforma FOTO: WEB
*Los dictadores suelen reprimir a la prensa: McCain
*Cuando Hitler y Mussolini acallaron a los medios

Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / EN FEBRERO de 2017, el senador republicano, John McCain abordó un tema que no tiene desperdicio: “Cuando miras las historia, lo primero que hacen los dictadores es reprimir a la prensa”. La postura fue en reacción a la afirmación del, entonces Presidente de Estados Unidos, Donald Trump que calificó a los medios de comunicación como “el enemigo del pueblo americano”. McCain dejó en claro, por lo tanto, que “si quieres preservar la democracia como la conocemos, tienes que tener una prensa libre y, muchas veces, adversaria. Sin ella, me temo que perderíamos muchas de las libertades individuales con el tiempo. Así es como empiezan los dictadores”. Por ello el legislador pidió “aprender las lecciones de la historia”, y admitió que él “odia” la prensa, pero sabe que su papel es “vital”. En México, desde que asumió el poder el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha hecho de la prensa su mayor enemigo. La ofensiva, dicen quienes lo conocen, es producto de un agrio rencor acumulado, pues los medios de comunicación no hicieron fuerte su llamada Presidencia Legítima, cuando perdió la elección contra Felipe Calderón en el 2006, por lo que juró vengarse de todos aquellos que lo consideraban un peligro para México, frase acuñada por Antonio Sola, consultor político internacional, quien ocho años después vaticinaría que el candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”, Andrés Manuel López Obrador, ganaría la elección. Casi un año antes de los comicios, Sola anticiparía: “López Obrador ya no es un peligro para México”, aunque ahora es un peligro para los medios de comunicación, ya que en lo que va del Gobierno morenista Federal han muerto asesinados más comunicadores que en el mismo periodo de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

Y ES que inspirado acaso en Nicaragua –cuyo presidente Daniel Ortega ordenó meter en prisión a sus adversarios de cara a su reelección, incluido al gerente de la Prensa, uno de los diarios más importantes de aquella Nación-, el Presidente Andrés Manuel López Obrador se calzó este lunes las botas de los dictadores trasnochados, y vaticinó sonriente y hasta festinó el fin de los medios impresos de comunicación críticos, esto ante la escasa publicidad comercial y al negarles el Gobierno –a diferencia de antes- jugosos contratos que hicieron millonarios a muchos de la noche a la mañana. AMLO se solazó en la mañanera que “esto no había sucedido desde la Revolución, desde el gobierno del presidente (Francisco I) Madero, que los medios se lanzaran tan fuerte en contra del presidente, porque durante décadas los medios de información estaban sometidos o alquilados, vendidos al régimen. Entonces, ahora es distinto y se está dando todo este fenómeno, pero resulta que la gente ya piensa de otra forma, ya así, impreso (los medios críticos) ya no tiene que estarse vendiendo; va a ser muy difícil que se mantengan como impresos, porque existen las redes sociales, los jóvenes ya se están informando de otros medios”, advirtió AMLO, e indicó que “la única posibilidad que tendrían de mantenerse, porque creo que hay periódicos en el mundo, creo que el New York Times ha mantenido su tiraje pero, también, cambió a lo electrónico, pero tiene el mismo número de lectores e incluso ha crecido porque ha cuidado, y eso que también es un periódico a veces carente de ética, pero la única posibilidad de que se mantengan estos medios es con apego a la verdad. La credibilidad depende de la verdad y esto no lo pueden hacer porque solo representan a un grupo de la sociedad, o sea, es un periodismo de élite y tienen que estar defendiendo a las élites y ofendiendo al pueblo” (¿?).

ENTONCES, INSISTIÓ, no creo yo que puedan resistir Reforma y El Universal. No estoy deseando que desaparezcan, no se vaya a malinterpretar (trató de corregir), sino estoy analizando el fenómeno, porque la gente ya esto no. Pues puede ser que en Las Lomas, en la del Valle, ahí donde está el edificio del Reforma y por las características de esas colonias, pues ahí sí, pero en Iztapalapa, en Gustavo Madero, en Tláhuac, en Milpa Alta… Eso hablando de la ciudad, porque también no es nacional, se dicen periódicos nacionales, pero no lo son, no hay periódicos nacionales, ninguno, básicamente son de la Ciudad de México. También, como no hay radio nacional, hay algunas cadenas que tienen emisoras pero hasta ahí”.

NO ES secreto que, cuando finalmente fueron liberados los campos de concentración nazis, al final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, el mundo entero descubrió los verdaderos horrores del régimen de Adolf Hitler. También fue el momento en el que muchos alemanes se dieron cuenta de lo que se ocultaba tras la ideología del nazismo. La propaganda fue un elemento clave para que el nazismo y el fascismo pudieran difundir sus ideas políticas. Por eso, desde su llegada al poder, tanto Adolf Hitler como Benito Mussolini –en Italia- centraron sus esfuerzos en controlar los medios de comunicación. Así podían manipular la opinión pública y difundir determinadas ideas entre la población. En Alemania, Adolf Hitler creó el Ministerio de Propaganda y puso a Joseph Goebbels al frente para controlar cualquier publicación, ya fueran libros o diarios. Uno de los primeros pasos fue limitar la libertad de prensa. El control de los mensajes y la propaganda permitía reforzar el apoyo popular al régimen y censurar cualquier voz discordante. De este modo realzaban la imagen de superioridad de sus líderes, que se convertían en dictadores.

EN ALEMANIA los periodistas eran considerados empleados del Estado, y el gobierno nazi se encargaba de elegir a cualquier persona que pudiera escribir o ilustrar publicaciones en serie. Este sistema estaba inspirado en la dictadura italiana, donde solo podían trabajar los periodistas devotos al régimen y que estaban inscritos en el Sindicato Nacional Fascista de periodistas (como ocurre actualmente con esos remedos de comunicadores que asisten a las mañaneras, no todos pero si la mayoría). Además, consciente de que los medios de comunicación no estaban al alcance de todo el mundo, el gobierno alemán colocó altavoces en zonas públicas, fábricas y escuelas para que las emisiones fueran escuchadas por toda la población. De esa manera, Hitler era presentado como un “superhombre” de la raza aria (la raza superior a la que, según el dictador, pertenecían todos los alemanes) y da muestras de su odio hacia los judíos, a los que considera enemigos de Alemania. De hecho, en la mayoría de las publicaciones, eliminados los periodistas críticos, Hitler era presentada como el superhombre, el único capaz de salvar a Alemania y llevarla a ser ejemplo para el mundo, porque un pueblo que no es informado está sometido a ser esclavo de los deseos de los autócratas absolutistas por unas cuantas migajas. Así de simple. OPINA [email protected]

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