No hay vuelta atrás. «Llueve, truene o relampaguee», tal como dijera el presidente López Obrador, el día lunes 30 de agosto los alumnos de educación básica regresarán a clases. La titular de la Secretaría de Educación Pública, Delfina Gómez, ya lo sentenció. Al mismo tiempo anunció que los padres deberán firmar una “Carta compromiso” si es que quieren mandar sus hijos a las aulas. La “Carta compromiso” dice lo siguiente: «Hago constar que realicé a mi hija (o) una revisión y aparentemente no presenta síntomas como malestar general, tos seca, estornudos, dolor de cabeza, fiebre, o dificultad para respirar. Además, que hemos realizado las medias preventivas necesarias».
¿A qué realmente compromete esta carta? Una pregunta difícil: En caso de que un niño se enferme, o en el peor de los casos muera, ¿quién será responsable? ¿Acaso esa carta compromiso exime a las autoridades de Educación de cualquier responsabilidad por la integridad o vida de los menores?
Los padres de familia deberán tener bien claras las respuestas a estas preguntas, no vaya a ser que al rato el gobierno federal se quiera lavar las manos en alguna tragedia. Ya lo hizo con el desastre de la Línea 12 del Metro; lo podría volver a hacer.
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