En el 2024, inevitable persecución y cárcel para Cuitláhuac

Cuitláhuac García Jiménez FOTO: WEB
- en Opinión

Edgar Hernández* / 

¡El caso Rogelio Franco y ese coraje por no poder llevar a prisión a Yunes Linares!

No solo por ser parte de un rito sexenal traducido en prisión -de Dante Delgado a Javier Duarte-, sino por sus recurrentes venganzas, filias y fobias, es previsible que, al término de su mandato, Cuitláhuac García Jiménez, sea medido con la vara que hoy mide.

Sea porque es un corrupto, acaso por ser cómplice en un sinfín de rapacerías violatorias de la ley, tal vez porque lo juzguen de genocida por su indolencia ante la pandemia o simplemente porque es un tonto, el punto es que llegue quien llegue al 2024, incluso un gobernador emanado de su propio partido, el saliente será llevado al patíbulo.

Le van a sacar cuentas y las facturas políticas.

Habrán de recordarle cuanto se llevó en moches por el 98% de la obra pública que se ejecutó sin concursar; o por los faltantes del millonario presupuesto que alcanza los 129 mil millones anuales, unos destinados a campañas electorales otros al bolsillo, o por enviar a la cárcel a sus enemigos de manera ilegal o ser omiso por los asesinatos de políticos y periodistas.

Habrán de leerle la cartilla por su nepotismo en favor de su familia; por las transas de su primo hermano Eleazar Guerrero en finanzas; por los abusos de poder y riquezas de sus hermanos y medios hermanos; por los atropellos de su papá Atanasio y su multi chambismo o por abrir las compuertas de la corrupción en favor de sus colaboradores.

Habrá, sin duda, venganzas como la que ejecutó Chirinos contra Dante o Yunes Linares contra Duarte que hicieron ley aquello de que los carniceros de hoy serían las reses del mañana.

En el 2024 habrá quien le recuerde al improvisado político su vida dispendiosa que no menos escandalosa; sus desplantes de poder; sus legendarios malos humores y gritos destemplados que se tradujeron en la persistente violación al estado de derecho.

Quedará espacio para juzgarlo por la invasión de poderes, por el abuso presupuestal y por la cascada de mentiras del cumplimiento de una obra carretera inexistente.

Asimismo, caro habrá de pagar por la vergonzosa sumisión a su patrón que ni siquiera es su amigo quien también estará en el mismo riesgo y ese 2024 estará de verse, acaso con morbo, tal vez por un placer opositor oculto.

Hoy, una gota más desparrama el vaso de por sí colmado.

Echo pedazos el sentido común, al carajo el cuidado de las formas, sin importar si está bien o no legalmente hablando, Cuitláhuac García ordena seguir manteniendo en prisión al exsecretario de gobierno Rogelio Franco, retenido hace seis meses por haberle roto una playera a un policía ministerial “delito” considerado como Ultraje de la Autoridad.

Tras ello y decretarse prisión preventiva, una jueza Séptima del Distrito en Veracruz determinó que la medida que se le aplicó fue “excesiva y injustificada” por lo que ordenó se le permitiera continuar su proceso en libertad luego de concederle un amparo.

Sin embargo, ayer Rogelio Franco, quien jamás fue una dama de la caridad y se asoció con lo peor de la política, pero con un amparo en el bolsillo que lo puso con un pie en la calle, fue notificado de una nueva orden de aprehensión solicitada por la Fiscal carnal, Verónica Hernández Giadans, ahora por el delito de “abuso de autoridad” en contra del ex secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez.

¿De Arturo Bermúdez?

Sí, del mismo.

De aquel que fue acusado de abusivo y autoritario. Del mismo que fue señalado por los colectivos de multi homicida. De tener comprobado su enriquecimiento ilícito. De estar aliado al crimen organizado y consumar venganzas personales contra ciudadanos como Gibrán Matiz, la “Voz México”, supuestamente asesinado el 21 de enero del 2014 en un enfrentamiento entre policías y delincuentes cuando el propio padre del ultimado comprobó que fue la policía la que lo mató por una venganza de parte del sobrino del propio Bermúdez.

Bueno, pues por “abuso de autoridad” contra un abusivo mayor que hoy se dedica a cuidar la fortuna que, según él, le heredó su abuela, entregado al surf y buceo profesión que traduce en videos para TV Azteca, así como pasear y cuidar su cadena hotelera en zonas de playa y sus propiedades en el condado de Harris en Houston, es que Rogelio Franco seguirá enchiquerado.

En realidad, ante la inminente puesta en libertad de Franco, fue elaborada una orden de aprehensión al vapor, ya que en los tres años de la administración de Cuitláhuac, jamás se le notificó la existencia de un procedimiento contra Bermúdez, quien sería detenido por Yunes y puesto en libertad por Cuitláhuac el 13 de diciembre del 2018, 13 días después de haber tomado posesión.

¿Más complicidad?

2024 no queda tan lejos como los morenos aliados a Cuitláhuac piensan, menos cuando los opositores y enemigos personales ya desde ahora se frotan las manos por el arrebato del poder, por consumar venganzas por encargo de quienes llegarán.

Si son las tribus de Morena encabezadas por Manuel Huerta, triste será la calavera del hoy atarantado gobernante; si es el PAN o Yunes hijo quienes se lleven la gubernatura el primero de diciembre del 2024, el del machete tendrá que tomar un avión a Canadá para salvar el pellejo, si el PRD entra a las instituciones habrá de quemarlo en leña verde y si es el PRI el que la alcance aplicará con rigor todo el peso de la ley sobre un desposeído Cuitláhuac en 2024.

Eso, sin embargo, no lo piensa quien está en el gobierno ya que vive en una cúpula de cristal rodeado de comodidades y viandas que en ese caso son tacos de buche, tripa gorda y chelas; para quien disfruta rodeado de aduladores que son los mismos que en los últimos tres lustros han tirado incienso en favor de quien llega a Palacio de Gobierno del color que fuere; ellos son especialistas en el codazo y el arrodillamiento, son los queda bien que no guardan empacho en asegurar por esta ver al rey desnudo con finos atuendos.

Ese es el destino fatal de quien se atrevió, como dice Luis Velázquez, a sentarse en la silla embrujada.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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