No nos hagamos bolas. La crisis en el Poder Judicial se debió a que dejaron que el Ejecutivo metiera las dos manos

Isabel Inés Romero Cruz y Cuitláhuac García Jiménez FOTO: WEB
- en Opinión

El Poder Judicial ha ido perdiendo, con el pasar de los sexenios, su autonomía. No ha habido gobernador que no se vea tentado a colocar a alguien de todas sus confianzas en los cargos más relevantes del Poder Judicial, incluso en la presidencia. Sin embargo, a pesar de tener alfiles en esta institución, los gobernadores anteriores permitían un buen margen de operación a los magistrados, y sólo en casos que requirieran de mucha ayuda acudían a esos alfiles. Sin embargo, en los últimos tres años el Poder Judicial dejó que el gobierno de Cuitláhuac García les metiera mano hasta en las partes más íntimas.

Bueno, lograron poner a una mujer sin ninguna experiencia como juez en la presidencia del Tribunal Superior de Justicia. Doña Sofía sintió que merecía el puesto; su suerte ya todos los veracruzanos informados la conocen. La actual presidenta del PJ, Isabel Romero, es una presidenta esquirol, a la que el gobierno colocó para mantener su influencia en este ámbito. La señora, quien ya vio las barbas de su vecino cortar, ha preferido portarse sumisa, dócil, servil.

Harta de vivir en una situación tan denigrante, la magistrada Yolanda Castañeda ha decidido renunciar, no sin antes acusar que la presidenta del TSJ es una mujer enferma del cerebro. Aquí vamos a contradecir a doña Yolanda, la magistrada Isabel Romero no está mal del cerebro, simplemente tiene miedo de padecer el mismo infierno que doña Sofía Martínez Huerta.

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