Arturo Reyes Isidoro / Algunas veces, hace ya bastantes años, narré una anécdota de un hecho que viví cuando me iniciaba como reportero, a principio de los años 70, en el Diario del Sur de Acayucan (lamentablemente ya desaparecido).
Esa ciudad del sur era el asiento de poderosos grupos ganaderos y en el municipio y la región vivían hombres que ejercían verdadero poder y que se disputaban el control de la Unión Regional Ganadera del Sur de Veracruz (UGRSV) a la que estaban adheridas incluso uniones ganaderas locales del estado de Oaxaca.
Entonces se enfrentaban un hombre en su tiempo muy famoso, Octavio “El negro” Ochoa y Ochoa, alvaradeño de origen, con un rancho en la región, quien había sido incluso dirigente nacional y continental de ganaderos, a quien el entonces presidente Adolfo López Mateos incluía como invitado en sus viajes al extranjero, y Guillermo “Billy” Trolle Franco, de San Juan Evangelista, quien había sido comandante de las Columnas Volantes (policías rurales del estado) en el sur de Veracruz.
Conocía a los dos, los trataba como reportero, “El negro” Ochoa incluso me visitaba en la redacción del periódico y a “Billy” lo veía con frecuencia porque iba mucho a Acayucan. Eran hombres verdaderamente bragados, aparentemente pacíficos y muy buenas personas, pero verdaderos guerreros. A veces sus diferencias las ventilaban en el periódico a mi cargo.
Pero hete aquí que un día nos enteramos que Trolle Franco había sufrido un infarto y que había estado a punto de morir. Su rehabilitación duró mucho tiempo y un día, cuando por fin pudo empezar a salir, una mañana llegó a una gasolinera de Acayucan con su chofer a cargar gasolina en el preciso momento en que llegaba también Ochoa y Ochoa. Por casualidad yo había llegado también con un amigo y cuando vi todo, como reportero me puse a la expectativa. Ya se armó, me dije, esperando jaleo, que se retaran y que enfrentaran en ese momento.
Para mi sorpresa y seguramente para sorpresa de “Billy”, cuando “El negro” Ochoa lo vio, se bajó de su camioneta, se dirigió a donde estaba su rival y le dijo: “Tigre, sé que te estaba cargando la madre, me da gusto verte, acábate de aliviar y luego nos seguimos rompiendo la madre”. Y no pasó nada.
Nunca se me olvida. Aprendí desde entonces que entre enemigos o rivales o contrincantes se puede tener clase y que es posible que prive la civilidad política en medio de la rivalidad.
Esto lo traigo a colación porque el presidente Andrés Manuel López Obrador y el expresidente Vicente Fox Quesada acaban de demostrar que son políticos, que también tienen clase, que ante la adversidad de uno, de una enfermedad, el otro hace a un lado las diferencias, saca el ser humano que lleva dentro, declara una tregua, le desea a su rival que se alivie y, como dijera “El negro Ochoa”, después seguramente se seguirán rompiendo la madre.
En días pasados, Fox informó que, al igual que su esposa Marta Sahagún, había dado positivo a Covid-19, e incluso se internaron en un hospital para evitar y cuidar cualquier complicación. En su conferencia mañanera de ayer, López Obrador expresó: “Deseo que le vaya muy bien, que se recupere, que se alivie el presidente Fox y su esposa”. La reacción de Fox no se hizo esperar. En su cuenta de Twitter escribió: “Gracias, muchas gracias López por tu bonito saludo. Muy apreciado!! Saludos a la familia! México somos unos y somos todos. Pronto saldremos de esta”.
¡Y apenas hace nueve días, el 2 de agosto, con rap y un meme animado, en el que aparecía junto a Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, Fox se había burlado del resultado de la consulta popular que impulsó AMLO para tratar de llevarlos a juicio a él y a los otros dos! Escribió en su cuenta de Twitter entonces: “Fracasó la consulta popular: solo participó entre 7 y 7.74%, según conteo del INE. Ahora sabemos de que tamaño es la 4T: UN MICRO ORGANISMO”.
Ayer, ambos mostraron a los que no saben y no quieren aprender que la política es un juego que hay que saber jugar y que la defensa de la posición de cada uno es parte de ese juego de poder político que no tiene porqué llevarse al terreno personal, menos convertirse en motivo de encono para siempre, de odio ni motivar deseos de venganza. El intercambio resultó saludable ante la polaridad que vive el país y la urgente necesidad de buscar la unidad por encima de todo.
Gobierno cambia de actitud ante la Iglesia
Sin duda para bien, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez cambió de actitud con la Iglesia católica con motivo de la muerte del arzobispo Hipólito Reyes Larios, en contraste con la que adoptó cuando falleció el cardenal Sergio Obeso Rivera.
Esta vez, en conferencia de prensa reveló que envió sus condolencias a la familia del prelado y ayer la hizo pública a la comunidad católica del estado, actitud que no adoptó en agosto de 2019 en el caso del cardenal Obeso Rivera, lo que le valió muchas críticas.
Ahora tanto él como los secretarios de Gobierno y de Finanzas, Eric Cisneros y José Luis Lima Franco, respectivamente, hicieron públicas sus condolencias tanto a los familiares del jerarca religioso como a la comunidad católica.
Las relaciones entre la cúpula religiosa de Veracruz, representativa de la poderosa institución que es la Iglesia, y el gobierno estatal no son buenas ni lo han sido por iniciativas de ley, entre otras, una a favor del aborto, que finalmente se han convertido en leyes, que van en contra de los principios de la doctrina social de la Iglesia, uno de cuyos cimientos es la defensa del derecho a la vida de todos los seres humanos inocentes desde su concepción hasta la muerte natural.
La actitud oficial de ayer puede ser un paso para intentar un acercamiento y el inicio de un diálogo que, pienso, podría contribuir a destensar el ambiente que priva y ayudar a la reconciliación con la comunidad católica que también es en forma significativa parte y sustento de la comunidad veracruzana.
Ya comparte escenario con Manuel Huerta
Si bien el delegado federal Manuel Huerta es invitado permanente a las llamadas Mesas de Coordinación para la Construcción de la Paz y desde antes de las elecciones pasadas se le empezaron a acercar más las autoridades del gobierno del estado, ayer se notó que hay más tolerancia con él, pues compartió escenario con el gobernador Cuitláhuac García Jiménez durante la conferencia de prensa que hubo en el palacio de gobierno.
No es ningún secreto que forman parte de distintas corrientes políticas y que hubo un tiempo en que desde el palacio de gobierno le enderezaron campañas mediáticas de golpeteo, pero al final impuso su jerarquía con el manejo de los programas sociales y con la enorme estructura humana de “servidores de la nación” con la que los opera y que fueron la base del triunfo electoral el pasado 6 de junio.
Se sabe que la delegación de la Secretaría de Bienestar en el estado se fortalecerá más porque el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene previsto reactivar varios programas sociales que le darán a la institución más presencia y al delegado federal más fuerza por su contacto personal con todos los beneficiarios a lo largo y ancho del territorio estatal.
Pareciera que intentan cambiar de actitud en palacio de gobierno.
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