El complejo de inferioridad se manifiesta de diferentes formas. Algunas personas con ese complejo son retraídas, inseguras. Esto de alguna manera se entiende si se sienten menos que otros. Sin embargo, una variante de los síntomas del complejo de inferioridad está en llamar la atención de los demás, en buscar a toda costa el reconocimiento de los otros ante méritos vanos. Osbaldo Gámez, regidor xalapeño por un partido que ya no existe, sabía que sería objeto de críticas cuando los ciudadanos de Xalapa vieran sus fotos posando en Tokio, ciudad japonesa donde se celebran los Juegos Olímpicos.
Posteó el momento que llegó al aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México, anunciando su viaje y pensamos que eso sería suficiente; posteó su llegada al aeropuerto en Japón y pensamos que sería suficiente, pero no. El regidor tenía que acaparar la atención de los xalapeños para mostrar que él sí puede comprase un boleto a Japón y quedarse varios días por allá. Pero luego están sus fotos, posando como si él fuera atleta olímpico, con esa bandera tricolor y esa sonrisa escasa que apenas disimula el bochorno que sufre al reconocer que el mismo es poquita cosa para tanto país.
Osbaldo Gámez vive el infierno de aquellos que necesitan sentirse más que los demás, conscientes de que no superarán su mediocridad. Siente la misma necesidad de esos que se sientan en un restaurante de lujo y que antes de comer deben tomar una foto al platillo para presumirlo a los mortales; esos cuya digestión depende del número de likes que reciba su foto. ¡Son tan patéticos que lo mejor sería ignorarlos!
Comentarios