Primero de agosto, día de la primera Consulta Popular que de manera formal organiza el Instituto Nacional Electoral (INE). Por supuesto, la iniciativa es del Gobierno Federal; particularmente del presidente López Obrador, quien, desde antes de tomar posesión del gobierno, estuvo instigando para que se enjuiciara a los presidentes. Fue la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la que le dio el primer revés a esta Consulta, pues la pretendida pregunta, «Quieres que se enjuicie a los expresidentes» resultaba inconstitucional, pues violaba la presunción de inocencia de los señalados.
La pregunta que la SCJN propuso fue tan larga, tan ambigua y para muchos tan incomprensible, que disuadió a muchos de no participar. Este domingo los primeros reportes sobre la consulta son de poca afluencia a las casillas. Los encargados de la Consulta se tienen que parar en la puerta de los locales donde se instalaron las casillas, para invitar, casi jalar a la fuerza, a las personas que van pasando por ahí, para que emitan su voto.
Desde hace unas semanas, los promotores de la Consulta, la Presidencia, así como el partido Morena, se han dado cuenta del inminente fracaso. Pero eso no importa, ya tienen a su culpable, el INE, al que acusan de no haber montado suficientes casillas, y que no hizo mucha promoción para que la gente asistiera a votar.
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