Yunes Márquez, “sin posibilidad alguna en el 2024”, el “Chapito”

El dirigente estatal del Partido Acción Nacional (PAN) en Veracruz, Joaquín Guzmán Avilés FOTO: JUAN DAVID CASTILLA
- en Opinión

Edgar Hernández* / 

¡Las alianzas para la sucesión gubernamental quizás no sea el mejor camino!, asegura

Sin eludir su responsabilidad política tras lo sucedido el pasado 6 de junio, el dirigente del Partido Acción Nacional en Veracruz, Joaquín Guzmán Avilés, insiste en que va por la reelección al frente de su partido con la mira de que su abanderado para el 2024, que no será un Yunes, alcance la gubernatura.

“Vamos a trabajar, no por un partido de yunistas, sino por un partido de panistas”, insiste.

¿Por qué no apostar por Miguel Ángel Yunes Márquez?

“Bueno, pues en primer lugar porque legalmente está impedido por mandato de un juez federal que determinó la no acreditación de residencia permanente al dejar el país en el 2018 tras su derrota y en segundo término porque el PAN no es un partido familiar, ni patrimonialista”.

“Habremos de considerar además que el PAN de los Yunes no es un partido ganador. Se olvida que en el 2018 siendo gobierno panista, teniendo al partido en manos del gobernador, disponer de todo el dinero público e imponiendo Yunes Linares a su hijo, se perdió”

¿Pero la familia sostiene que aun cuenta con la mayoría panista?

“Pues eso habría que verlo en otro sentido. Acabamos de estar en el corredor Veracruz-Boca del Río, su énclave, y ahí no observamos esas mayorías y sí un deseo de regresar a la vida institucional en el partido”.

¿Por quién si votar o apoyar para que sea el candidato a la gubernatura?

“La política es de tiempos y de circunstancias. Nosotros sabemos quién es quién en el partido y hacia donde nos vamos a encaminarlo. Vamos a esperar hasta que se den las fechas y la convocatoria”.

La charla se sucede en conocido desayunadero político en donde el reportero observa a un dirigente muy echado para adelante y muy dispuesto a aclarar paradas.

De entrada, no admite que su dirigencia haya impuesto candidatos o familiares en las pasadas intermedias.

“Fue la militancia la que determinó quien nos representaría o ¿conoce usted algún familiar o recomendado mío que haya jugado puesto de elección alguno?”.

¿Y con el tema de los dineros?

Ese, dijo, es un tema muy fuerte.

“Recibí el partido con adeudos superiores a los cien millones de pesos; multas millonarias de parte del INE, impuestos, el Seguro Social y demandas de gente que decía que trabajó en el partido e incluso deudas personales y laudos por ocho millones que aun seguimos pagando; todo un desorden financiero que aún no terminamos de aclarar”.

¿Culpa de la anterior dirigencia?

“Sí. Nos dejaron un partido en el umbral de la desaparición”.

Hay un responsable, desde luego ¿No?

“Claro que hay un responsable, es la anterior dirigencia que encabezó Pepe Mancha”.

¿Pero Pepe Mancha fue candidato a la alcaldía de Tuxpan?

“Si. La militancia lo apoyó y perdimos la plaza y quiero precisar que lo respaldamos de manera institucional e incluso lo apoyamos financieramente cosa que también hasta la fecha no hay comprobación de gastos y bueno… que le digo, todo un desorden”.

¿Se puede decir que recibió un partido en ruinas?

“Se puede decir”.

¿Por qué confió en grandes traidores como Tito Delfín, Cambranis, Omar Miranda y el propio Pepe Mancha?

“Ellos representan, en parte, diversas corrientes del partido. Son cuadros que han militado y trabajado por el PAN. Son gente que se nos acercó mostrando disciplina y disposición de trabajar… pero pues ya sabe, en el camino se pudrieron las manzanas”.

¿Y usted tuvo que pagar los platos rotos?

“Más bien asumir la realidad. En toda lucha política hay traición. Yo tuve que desandar ese camino e irme con la militancia, recuperar el acercamiento con los ciudadanos. Estuvimos recientemente en las colonias de Veracruz, también en Ixtaczoquitlán y ahí nos preguntaron por qué de la derrota y los malos candidatos; me acusaron de quedarme con el dinero y yo les expliqué qué pasó hacia el interior del PAN, cómo fue el proceso de selección y las arcas vacías que recibí… la gente terminó apoyándome”.

¿Lo han acusado de morenista?

“Si y de muchas cosas más, la realidad es la que en el día a día vivimos en el partido, pero, de entrada, yo nunca he visto ni alternado con el gobernador Cuitláhuac García y jamás hice tratos en lo oscurito”.

Fue, sin embargo, una paliza la que les dio Morena.

“Sí. En la revisión del día después nos encontramos con una elección atípica. Morena no hizo campaña, sus candidatos nunca recorrieron sus plazas, su propaganda fue oscura y encriptada, pero sus acciones contundentes”.

¿Cómo así?

“Sí. Para nadie es secreto la compra del voto que alcanzó cantidades no vistas en elección alguna; sufragios de hasta tres mil pesos. Luego los programas sociales de apoyo de parte de Bienestar; el dinero a los adultos mayores; los recorridos previos de los llamados Siervos de la Nación… y el OPLE. Esa ayuda tan en abierto de las autoridades electorales. Miles de boletas se imprimieron hasta en las papelerías y se distribuyeron por todo el estado. Hasta tiradas en la calle te las encontrabas. Fue una elección de estado”.

¿Morena, habrá de repetir la dosis en el 2024?

“Las lecciones se aprenden. Recordemos a Fidel Herrera y la tremenda golpiza electoral que nos dio en las intermedias, pero en el 2010 nos la cobramos y lo tumbamos; tuvo que hacer trampa en los tribunales para arrebatar la gubernatura”.

¿Qué sigue?

“Trabajar para el 2024. La lucha no es fácil. Voces al interior de nuestro partido rechazan una alianza o coalición partidaria que, si bien funcionó parcialmente a nivel nacional, en Veracruz no sucedió lo mismo por el juego de intereses y observar cómo se doblaban o retraían. Fue muy difícil conciliar”.

¿Pero usted tiene la conciencia tranquila?

“Sí. Yo no me he comido nada que me haga daño”

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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