¡Qué emoción! El presidente López Obrador está en Xalapa para inaugurar un cuartel de la Guardia Nacional, suprema obra de la Cuarta Transformación en la capital de Veracruz. Cerca del lugar de la inauguración familiares de niños con cáncer están reunidos para hacerle a saber al presidente que sus hijos siguen sin recibir sus medicamentos oncológicos. Se detendrá el presidente para escucharlos. ¡Cómo cree! Si para el presidente estos padres son parte de un compló de la derecha conservadora que busca darle un golpe de estado.
Entonces, si no viene a escuchar a los xalapeños, ¿para qué sirven las visitas del presidente? Absolutamente para nada. Es más, podemos creer que sus visitas son en detrimento de los veracruzanos, pues siempre que viene no se olvida dar un espaldarazo a la estupidez gubernamental, a la ineficacia institucional, a la estulticia del primer ejecutivo estatal.
Por cierto, ¿habrá pasado López Obrador en su viaje por carretera a alguna gasolinera para comprobar que gracias a la 4T ya se puede uno echar una meada gratis? Porque por si no lo sabe, señor presidente, su pupilo anda presumiendo que orinar de gratis en esos baños es el gran logro de la Cuarta Transformación en Veracruz.
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