Jorge Flores Martínez / El tema del aborto es extraordinariamente más complejo de lo que con una mirada superficial resulta en una opinión, muchas de las veces, bien intencionada o moralmente correcta, pero casi siempre desatinada y fuera de contexto.
Para abrir el tema, me parece indispensable descifrar el asunto de las 12 semanas de gestación y sus repercusiones bioéticas y legales, que es justamente donde se contiene el debate real entre las posturas abortistas y los que defienden la vida desde el mismo momento de la concepción, es decir, en qué momento comienza la vida humana y desde cuándo existe realmente la persona humana cuyos derechos a la vida se deben defender y preservar y si estos derechos son iguales o superiores a los de la mujer.
Está fuera del debate la misma complejidad del tema, ya que este, además de la definición del momento en que se debe considerar el inicio de la vida humana, se deben tomar en cuenta aspectos religiosos, morales, científicos y jurídicos que se contraponen casi siempre con creencias, emociones, sentimientos y concepciones morales personales.
Lo primero que debe de tenerse en cuenta es el concepto de vida humana desde un punto de vista bioético y científico. El científico mexicano, Ricardo Tapia, nos comenta que la diferencia entre el genoma humano y el del chimpancé es apenas del 2%. La información genética contenida en ese 2% es la diferencia entre el cerebro humano del de otros primates, es decir, el sistema nervioso central, en especial la corteza cerebral son lo que, desde un punto de vista de la ciencia, a un lado preceptos religiosos o creencias personales, nos distinguen como seres humanos.
Considerando que es la corteza cerebral lo que nos diferencia como seres humanos y que ésta no se ha formado antes de la semana 12 del embarazo, se puede concluir que antes de esta semana el embrión no es un individuo caracterizado, ni una persona, ni un ser humano. Es decir, biológicamente no se le puede considerar un ser humano. Es por esto que legalmente se fundamenta que la interrupción del embarazo se permite si este ocurre antes de las 12 semanas.
En contraparte también existe la postura que el genotipo del individuo ya está formado definitivamente en el momento de la fecundación que es cuando se origina el zigoto, que es la célula primordial del ser humano y esta ya tiene una identidad genética propia y única, es decir, el comienzo de la vida humana se remonta exactamente al momento de la fecundación.
El ser humano es una individualidad genética única en la especie humana y el zigoto, como célula primordial, contiene todos los genotipos originales a partir de los cuales se desarrollará la vida del nuevo ser que es uno distinto a sus progenitores y tiene la potencialidad e individualidad para desarrollarse por sí mismo, es decir, no importa que el embrión en la semana 12 aun no cuente con un sistema nervioso central o una corteza cerebral, lo realmente determinante es que definitivamente tiene el potencial de ser un ser humano único e irrepetible.
En mi opinión, cualquiera de las dos posturas es perfectamente atendible y válida, por no decir respetable y fundamentada científicamente.
No me interesa abordar el tema desde argumentos religiosos, se trata en todo caso de creencias que deberían ser contenidas en el ámbito de lo personal, el Estado no puede interferir imponiéndole a las mujeres normas basadas en creencias personales acerca del sentido de la vida o la importancia del alma que ellas, las mujeres, puedan o no puedan compartir.
No así en lo que se refiere a los argumentos legales, en donde el embrión y el feto son bienes tutelados por la Constitución pero no son titulares de derechos fundamentales, por lo que no se puede dar el mismo tratamiento que se confiere a otros igualmente meritorios del amparo constitucional, es decir, los derechos a la vida de la mujer, su salud reproductiva, el libre desarrollo de su personalidad, su privacidad e intimidad se antepongan o se les de igual tratamiento a lo que todavía no es una vida humana.
Es cierto que muy pocas mujeres o ninguna en nuestro estado es condenada por el delito de aborto, pero es incuestionable que las que lo son, son las más pobres. Es también cierto, que dejar las cosas como están no se trata de condenar a las que aborten, solo es procurar mantener la simulación, proteger sus creencias y conciencias tranquilas, los abortos se realizaran con o sin la despenalización.
Esto es apenas un poco de lo que se puede profundizar el tema, donde las posturas deben discutirse, las repercusiones legales y las consideraciones éticas examinarse a detalle. Definir conceptos y analizar los casos en otros países debería ser obligado antes de que nuestras diputadas y diputados voten en tan importante tema.
La pregunta que debemos hacernos como veracruzanos es si acaso nuestros diputados analizaron con profundidad y responsabilidad su decisión o solo votaron porque así se los ordenaron.
Estoy casi seguro que solo votaron por la despenalización porque así se los ordenaron, no lo digo al tanteo, conozco a varios y se que lo único profundo que tienen es su enorme ignorancia.
Así que no festejen una victoria ni lamenten una derrota, no hay nada, solo es intentar desviar la atención de un gobierno que no tiene nada que presumir más que ocurrencias legislativas y que ya no cobran en los baños de las gasolineras.
Nada de lo importante se atendió y pueden estar seguros que todo seguirá exactamente igual que siempre. La mujer vale madres en Veracruz.
De mi se acuerdan, nada va a cambiar, solo que ahora les toca simular a los otros.
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