*Matan a mujer que buscaba a esposo levantado
Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / QUIZA TIENE razón el Presidente Andrés Manuel López Obrador cuando presume que en este gobierno ya no se espía a nadie, ni existen instancias como el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) o la policía secreta (Dirección Federal de Seguridad), y tampoco se aplica la represión de sexenios pasados a opositores (en eso no tiene razón y basta ver la matazón y agresiones contra ex candidatos y políticos no afines a MoReNa), a quienes ejercen periodismo de denuncia (en lo que va del sexenio de AMLO es cuando más comunicadores han sido asesinados o desaparecidos) o a líderes sociales y políticos. Sin embargo, el espionaje que se ejercicio en el pasado, incluso, contra su familia, era un mecanismo que permitía la paz social y mantener a raya a ciertos actores sociales y delincuenciales que eran un peligro para México, pues gracias al Cisen y la Policía Federal se les dio seguimiento a delincuentes que ahora pagan condenas de por vida en Estados Unidos o en cárceles mexicanas, lo que no ocurre en este gobierno donde se privilegian los abrazos por encima de los balazos, lo que ha convertido al País en un verdadero infierno donde predominan secuestros, asesinatos, levantones, extorsiones, descuartizados, asaltos a casas habitación y comercios, y nadie hace nada, porque el Presidente no desea que se declare la guerra a quienes infringen la ley, porque prefiere la seguridad de sus giras antes que arriesgarse a que alguien atente contra su vida, lo que podría evitar con verdaderos guardias de seguridad y aplicando la ley.
LO PEOR es que ha sido esa pasividad presidencial –por comodidad- lo que sigue atentando contra activistas y periodistas, y como muestra bastan tres botones. En Veracruz la activista por los derechos de la comunidad LGBTTTIG, Jazz Bustamante tuvo que abandonar apresuradamente el Estado tras ser amenazada de muerte por la delincuencia el pasado domingo. Bustamante realizaba un intenso activismo en medios de comunicación para visibilizar las agresiones que ha padecido la comunidad LGBTTTIQ. Por ello, desde algún lugar del País denunció en su cuenta de Twitter amenazas en su contra de la delincuencia, por lo que dijo, tuvo que huir de Veracruz. La también ex candidata a diputada por el Partido de la Revolución Democrática en la pasada contienda del 6 de Junio, relata que fue interceptada en su negocio –un salón de belleza-, por lo que decidió dejar el puerto. “Ayer fui interceptada en mi negocio por el crimen organizado en Veracruz, A mis amistades les aviso me encuentro a salvo fuera del Estado, He dejado mi familia, negocio y ciudad que tanto amo por preservar mi vida, estoy muy decepcionada, triste y frustrada”. En otro mensaje señala que no sabe dónde se quedará y lamenta que la violencia le cambie la vida. “No se hacía dónde sea mi estadía final, pero tengo muchísimos sentimientos encontrados por lo acontecido, Cómo de un momento a otro la violencia nos cambia la vida, espero pronto termine está pesadilla en mi país”. En su publicación responde a las personas que le desean lo mejor y comentan sobre la situación de violencia y cobro de piso. “Es una violencia tremenda, hasta a negocios pequeños cobrando cuotas sino te levantan”, señala. En otra de las respuestas refiere que es la tercera ocasión que le ocurre algo así, por lo que decidió mejor salir de la Entidad. Y mientras esto sucede, el presidente denuncia al pasado y lo culpa de todos los males actuales negándose a actuar, a cumplir su responsabilidad pese a que existen ciudades como Coatzacoalcos, la sexta más violenta del País donde la mayoría de los negocios decidieron cerrar y sus propietarios dejar abandonados los locales.
EL OTRO caso corresponde al asesinato del periodista y locutor Abraham Mendoza Mendoza, quien fue asesinado a balazos por un grupo de hombres que lo atacaron cuando manejaba su vehículo en el poniente de Morelia. Y aunque la Fiscalía General de Michoacán reportó la detención de tres hombres como presuntos responsables del homicidio del comunicador, quien en la actualidad conducía el programa informativo Observatorio, transmitido martes y jueves por la señal de Uve Radio, la radiodifusora de la Universidad Vasco de Quiroga, institución que lamentó el crimen de quien también fue su alumno en la Facultad de Ciencias de la Comunicación y colaborador, lo cierto es que el mal ya fue consumado al cegarle la vida. El ataque ocurrió alrededor de las 15:30 horas en la avenida Madero Poniente, en la colonia Nueva Valladolid. Además, trascendió que los responsables huyeron a bordo de un carro Ibiza, blanco, con reporte de robo y hay tres detenidos. Abraham Mendoza, quien en su espacio informativo realizaba críticas al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, fue atacado cuando conducía su automóvil marca Mercedes Benz color blanco, tipo A-200, con placas PJT-497-A, de Michoacán. El comunicador era un reconocido locutor y periodista, quien trabajó en las cadenas Radio Acir y Exa, así como en la extinta televisora moreliana Central TV y en el canal CB Televisión, así como en áreas de relaciones públicas del sector restaurantero y de espectáculos.
HAY OTRO hecho brutal, espantoso que no logra conmover al Presidente cegado por la vanidad de una Cuarta Transformación que no aterriza, por el contraria, convierte a su Gobierno en uno de los peores. Se trata del asesinato de Gladys Aranza Ramos Gurrola ocurrido el pasado viernes en Ortiz, Sonora, hecho que condenó este martes la Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH). El asesinato de la señora Aranza Ramos nos recuerda la dura situación que enfrentan las familias de personas desaparecidas en México. No sólo padecen el dolor de la ausencia y la incertidumbre, sino que investigan y buscan a sus familiares desaparecidos, enfrentando riesgos que no deberían asumir, deja en claro la ONU-DH en México al reprochar la pasividad del actual Gobierno.
E INSISTIMOS: quizá tiene razón el Presidente Andrés Manuel López Obrador cuando asegura que en su Gobierno no se espía a nadie, aunque sus órganos de seguridad deberían entender que no se trata de espiar por espiar sino de prever delitos de alto impacto, de dar seguimiento a las actividades de la delincuencia y no dejarlos sueltos haciendo lo que les venga en gana. El espionaje lo practican las grandes naciones del orbe como Estados Unidos, Rusia, China, Inglaterra, España, Francia entre otros para preservar la seguridad nacional, y aunque el marcaje también es para actores políticos incómodos, lo cierto es que va dirigido, mayormente a la delincuencia para evitar las barbaridades que se cometen en México, mientras las autoridades se cruzan de brazos y no pasan de lamentos hipócritas que nada solucionan. Así de simple. OPINA [email protected]
Comentarios