Cuando las abuelas se referían a alguien especial, con características sobresalientes, decían: «Esos hombres no se dan en maceta, y los pocos que se dan, no se logran». El 18 de julio de cada año, día del nacimiento de Nelson Mandela, la ONU invita a las personas de todo el mundo a celebrar el Día Internacional de Nelson Mandela (18 de julio). Mandela fue un hombre sobresaliente, un himno a la grandeza humana, un poema de lucha tenaz hecho hombre. Nelson Mándela vivió gran parte de su vida tras las rejas. Fue preso a los 45 años y salió de prisión a los 72.
Fue víctima de una despiadada política racista. Por su estadía en la cárcel perdió los funerales de su madre y no pudo ver crecer a sus propios hijos. Sin embargo, con gran estoicismo, superó todas esas adversidades por el gran amor que tenía por Sudáfrica, su tierra.
Cuando llegó a ocupar la primera silla de su país, en lugar de comenzar una cacería de brujas y de llenarse de rencor, prefirió la política de la reconciliación; su grandeza puso los cimientos de una Sudáfrica que cerraba sus heridas a una cruel política del apartheid. No por algo Pablo Milanés escribió sobre de él las siguientes notas: «Mandela, que encuentro tan fecundo, poder cambiar tu mundo, y el modo tan hermoso, de quererlo eternizar».
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