Sergio González Levet / Una avisada lectora me hace el favor de mandarme un mail, aunque contiene una reconvención.
“Señor Levet,” -me dice- “leí ayer, como lo hago regularmente, su columna desde el principio hasta el final, pero me quedó una duda al terminar de leerla.
“En un principio pensé que había faltado un párrafo al final, pero por el tamaño del texto deduje que estaba completa.
“Y por eso me quedó en mi cabecita loca la pregunta de por qué había escrito usted sobre las carreras políticas de los hermanos Yunes sin hacer más comentarios que eso.
“Planteó usted su tesis, pero creo que le faltó una antítesis y una hipótesis para redondear el tema.
“Haber” (sic por “a ver”) “si me dice cuál fue su intención de hacer ese repaso con Miguel y Fernando, sin que nos diera más información sobre sus intenciones.
“Presiento que la mención fue gratuita, porque no le encontré el motivo.
“Me lo podría explicar?”
Yo le contesto a mi acuciosa lectora que la razón de exponer ante el dilecto público veracruzano el currículum político de los hermanos Yunes Márquez, es para ir placeando a personajes que están considerados fuertemente como candidatos a suceder a Cuitláhuac García -el rey de los baños gasolineros, qué pena ajena-.
Quedan todavía tres años, cuatro meses y algunos días del mandato constitucional, pero en una de ésas se adelanta si se logra la revocación de mandato, que piden los veracruzanos para no pasar tantos ridículos nacionales cada que el Góber Cuitla toma un micrófono.
Miguel y Fernando, Fernando y Miguel son dos ases que el panismo tiene para competir ventajosamente en 2024 por la gubernatura.
Para más, el actual alcalde jarocho se ha venido levantando por encima de su hermano mayor en la simpatía electoral, y por eso podría ser el primero en ocupar la silla que ya calentó su padre.
Vienen tiempos muy movidos y candentes hasta que haya un gobernante en el estado.
Por eso hablé de ellos, doña Clara… usted me entiende.
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