México es un país donde lo absurdo se acepta como una forma de gobernar. Al menos, para la Cuarta Transformación, así parece ser. Y es que resulta verdaderamente absurdo que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador esté pidiendo permiso para enjuiciar a los expresidentes, cuando por ley está obligado a cumplir, siempre y cuando existan elementos para enjuiciarlos. Y es que el error que comete López Obrador es anteponer la masa (pueblo) sobre la ley y sobre la Constitución.
El Ejecutivo federal debe darle un lugar prioritario a la ley y dejar de lado las ocurrencias politiqueras que sólo sirven para darle punch a los promotores de las mismas. Es cierto que los beneficiados de los programas sociales y la horda de jóvenes mayores de 18 años, que reciben su beca, saldrán a participar, sin embargo, tenga por seguro que los miembros de la clase media no se prestarán a una charada patrocinada por un gobierno que los ha dejado olvidados.
No obstante, tenga por seguro que meter tras las rejas a cualquier expresidente no será una tarea fácil. Tenga la certeza que cada uno de los expresidentes aludidos tendrán un verdadero ejército de abogados que los defenderán a capa y espada. Con todo ello, a ver si la dichosa consulta no les resulta contraproducente.
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