Lo cierto es que alguien fotocopió o copió los documentos digitales y se le hizo fácil sacar un buen billete por esas respuestas. En otras palabras, el problema surgió dentro del seno del USICAMM y la semilla de la corrupción cayó en terreno fértil al prestarse algunos maestros para su compra.
De manera que la SEP no tiene que buscarle mangas al chaleco, tiene que dar con el o los funcionarios corruptos que traicionaron a la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros. Por otro lado, si en verdad existen pruebas en contra de los cinco mil 787 maestros acusados de copiar, también deberán ser amonestados. La ley debe ser pareja si queremos que las cosas mejoren en nuestro país.