La deuda con los maestros no se ha saldado; la dignificación del magisterio es un mito en la 4T. Lo cierto es que no se ha tomado en serio el trabajo que han realizado los maestros mexicanos durante el tiempo que ha durado la pandemia. Al menos así ha quedado constatado con el flaco incremento salarial que dio el Gobierno Federal a los maestros, supuestamente negociado por el SNTE en el mes de mayo. Pero los maestros no sólo sufren el desapego del Gobierno Federal como ya quedó confirmado, su propio representante sindical, Alfonso Cepeda Salas, no los defiende ante la SEP, por el contrario, se siente soñado representando su papel del mejor soldado intelectual de la 4T.
Sin embargo, los maestros mexicanos afiliados al SNTE ya pueden presumir que la SEP les dio 40 pesos para material didáctico y 1.60 pesos por hora en las categorías por hora/semana/mes de las zonas económicas II y III, con efectos al primero de enero de 2021. Esos apoyos económicos son una vergüenza comparados con los que reciben los ministros de la Suprema Corte de Justicia o, peor aún, si les compara con los que recibe la propia Secretaría de Educación Pública.
Por tal razón, es necesario que el Gobierno Federal mueva todo su engranaje político para que los maestros tengan mejores salarios y apresure los cambios democráticos que requiere el SNTE, un sindicato noble, pero que ha sido usado como caja chica por sus líderes sindicales. Además, para nadie es un secreto que la transformación política nacional pasa necesariamente por la democratización de los sindicatos.
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