La estrategia que ha implementado para supuestamente aclarar imprecisiones o para hacer desmentidos, será una forma de institucionalizar el ataque a medios o periodistas incómodos. Esta acción sólo refleja poca tolerancia a los medios críticos; el culto a la imagen mesiánica que impulsa el partido del presidente y de cientos de influencer y youtuber, choca contra una realidad completamente diferente.
Por un lado, este grupo de aduladores, comenzando por la fauna circense de comunicadores a modo que acompañan al presidente en sus mañaneras, dibujan un país de progreso, libre de corrupción. Sin embargo, mucha prensa que, bien informada y de manera crítica, dibuja una realidad muy diferente a la oficialista. Ojalá y que esta charada llamada “Quién es quién en las noticias”, sólo sea una ocurrencia tropical de ya saben quién.