Ahora que sabemos cuál es el lugar de la Universidad Veracruzana entre las universidades de México y Latinoamérica, podemos tomar en serio el proceso de sucesión de la Rectoría de la UV. La Rectoría, y ahora Sara Ladrón lo sabe, no es para cualquier académico bienintencionado, mucho menos para improvisados o para aquellos que se sienten tocados por el dedo de dios; esos iluminados que piensan que una voz les habló en sueños para cambiar el rumbo de la UV. Por ejemplo, por ahí apareció un consejero electoral del INE, quien ya se destapó como candidato a la rectoría de la UV. Con frases rimbombantes como “ejercer un liderazgo de servicio para que entre todos podamos posicionar a la Universidad en el plano nacional e incluso internacional y contribuyamos al desarrollo de Veracruz”, piensa que puede cambiar el rostro de la UV.
Algunos medios manejan otros nombres, como el de Jorge Manzo Denes, Martín Aguilar Sánchez, Ana Beatriz Lira Roca y Rocío Ojeda Callado. No obstante, un aspirante ha permanecido discreto, tal vez porque conoce la frase que en política acuñara don Fidel Velázquez, “el que se mueva no sale en la foto”. Nos referimos a Héctor Francisco Coronel Brizio, actual director de Administración Escolar de la UV. Este aspirante tiene estudios de licenciatura en Estadística y doctorado en Matemáticas y es investigador del Instituto de Inteligencia Artificial. Desde su posición como funcionario de la UV, Héctor Coronel conoce muy bien cuál es la situación de la Universidad Veracruzana; conoce sus altas y sus bajas, sus fortalezas y debilidades.
La Rectoría de la UV, ya lo señalamos, no está para improvisados, ni para aquellos que encabezan grupos de interés que siempre han visto a la Universidad Veracruzana como un negocio. Coronel Brizio viene de una familia con mucho prestigio. Su padre fue presidente municipal de Xalapa y su hermana Cecilia Coronel, una mujer trabajadora y honrada, será síndica en la administración municipal de Ricardo Ahued. Héctor Coronel Brizio es garantía de un funcionario que no se dejará presionar por esos grupos de interés, pues su apellido está en juego; Héctor sabe que un buen nombre es uno de los valores más importantes en la vida, un valor que se deben atesorar.
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