La menor reveló que Malikah Bennett mantuvo deshidratada a la pequeña y sin comida. Al tercer día del castigo la madre la empujó por las escaleras. El empujón de Malikah contra su hija de cuatro años ocasionó que la niña cayera y se pegara en su cabecita. El fuerte golpe que la menor recibió en la parte superior de su cabeza le quitó la vida instantáneamente. Acto seguido, la madre intentó revivirla, pero era demasiado tarde.
Y como si hubiera sido poco el haberla asesinado, la mujer trató de esconder el cuerpo enterrándolo en un terreno baldío junto al domicilio. La niña de 13 años, hermana de la asesina, declaró que no podía vivir con esa sensación de saber que su sobrina estaba muerta y que la asesina fue su madre.