Un consejo a tiempo para Ricardo Ahued, si es que quiere que Xalapa vuelva a ser la “Atenas Veracruzana”

Xalapa, Veracruz, la otrora Atenas Veracruzana FOTO: WEB
- en Carrusel, Opinión

Armando Ortiz / Xalapa alguna vez fue la “Atenas Veracruzana”. Entonces instituciones como la Universidad Veracruzana promovían el arte y la cultura como parte fundamental de su labor académica, humanística y cultural. El esplendor cultural de Xalapa estuvo en las letras, en la labor editorial de la UV con Sergio Galindo a la cabeza, quien publicó autores como Gabriel García Márquez, Álvaro Mutis, Sergio Pitol, Elena Poniatowska, Juan Carlos Onetti, Juan García Ponce, Blanca Varela, José de la Colina. También hace muchos años el teatro estaba en las plazas públicas, en los parques, en los barrios; hay quienes todavía recuerdan a Héctor Ortega interpretando a Hamlet en el barrio de Xallitic.

Los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Xalapa eran verdaderos acontecimientos musicales. Y es que había un interés real por fomentar el arte y la cultura, tanto que Luis Herrera de la Fuente llevaba a los estudiantes de la zona universitaria los conciertos de la OSX. Los escritores de otras latitudes acudían a Xalapa a presentar su obra en eventos que llenaban auditorios. Entonces había un gran auge de revistas y suplementos culturales donde los jóvenes poetas y escritores compartían espacio con escritores consagrados. Las ferias del libro eran de los lectores, de los escritores, de los xalapeños. En esas épocas las galerías recibían la obra de nóveles artistas plásticos; existía un gran prestigio en nuestra Facultad de Artes Plásticas.

Los encuentros culturales, las tertulias, las fiestas, los festivales, eran comentados en los cafés del entonces Distrito Federal y de otras ciudades importantes. Pero todo eso fue pasando. A la UV, la cultura, en algún momento le dejó de importar. Las administraciones municipales confundían arte con folklor. El gobierno del estado inventó el IVEC, Instituto Veracruzano de la Cultura, que tuvo buen inicio, pero poco a poco fue perdiendo el rumbo y se burocratizó; a la fecha el IVEC vive extraviado, pero eso a nadie le importa. Con el tiempo, cuando uno acudía a algún evento en Morelia, digamos, nos preguntaban por los eventos culturales de Xalapa, la “Atenas Veracruzana”, pero a nuestra generación, ya no le tocó mucho de ese esplendor, y cuando ya andábamos de escritores, sólo quedaban cenizas de ese esplendor de antaño.

El hecho de que Ricardo Ahued quiera regresar ese esplendor a nuestra ciudad es una noticia magnífica; una noticia que entusiasma. Pero debe tener cuidado Ahued con eso, porque de inmediato, mercachifles de la cultura, esos que en su momento la echaron a perder, lo buscarán con su ímpetu burocratizador; con su apetito de grandes presupuestos.

El fomento de la cultura sólo puede estar en manos de quienes aman la cultura, no de aquellos que aman los presupuestos de los gobiernos para la cultura. Un ejemplo de ese mercenarismo estuvo en el famoso “Hay Festival”, que se centraba en satisfacer el ego de unos cuantos extranjeros, olvidando la labor cultural de los de casa. Y hay que ver cómo se gastaba dinero en eso, cuánto presupuesto se asignaba, tanto que Harry Grappa, metía sus empresas de alquiler de autos, y les daba una Suburban a cada invitado. Hoy ese sujeto fue condenado a pagar 8 millones y medio por incurrir en omisiones y el uso de empresas fantasma. Pero no fue el único. Otros contrataban a estrellas de la televisión para hacer promocionales culturales sobre Veracruz, y para ello ocupaban también empresas fantasmas. Un trabajo promocional de Sectur en tiempos de Leticia Perlasca, costó a los veracruzanos 177 mil pesos cada segundo de video con Ana de la Reguera.

Es por ello que lo mejor que puede hacer el futuro alcalde de Xalapa es escuchar en foros a los artistas, a los ejecutantes, a los verdaderos promotores culturales, a los ciudadanos. A aquellos que con su arte y entusiasmo pueden regresar la cultura a las plazas públicas, a los parques, a las escuelas, a las calles.

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