Con el propósito de desaparecer el cuerpo se hizo de una sierra y unos cuchillos. Arrastró el cuerpo de la mujer y empezó a hacerlo pedazos. Parte de los trozos que hizo los fue desechando, pero algunos de esos trozos se los comió. Durante el juicio Alberto aceptó haberse comido partes del cuerpo de su madre, y otras partes se as dio a su perro.
La sentencia de Alberto fue de 15 años de reclusión por el delito de homicidio con el agravante de parentesco; pero a estos 15 años se deben de agregar seis meses más por profanación de cadáveres. Tomando en cuenta el atroz crimen cometido, no le fue tan mal al “caníbal de Ventas”.