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López Obrador, ante la coyuntura de la polarización o reconciliación de México

Ha llegado el momento de que el hombre más poderoso de México se mire ante el espejo y se pregunte cuál es el camino que debe seguir. Después de los resultados de la elección intermedia, ha podido comprobar que existen límites que se deben respetar y tomar en cuenta. La pérdida del control absoluto del Congreso Federal y la división de la Ciudad de México debería impulsar al presidente a considerar bien sus siguientes pasos. Andrés Manuel López Obrador ha cumplido con los pobres, prueba de ello es que con el voto de los que menos tienen, le ayudó a su partido a conseguir la mayoría de las gubernaturas en juego.

Sin embargo, su desapego con la clase media, que según sus propias palabras no votaron por él, ha quedado de manifiesto al considerarla como “aspiracionista” y “egoísta”. Lo que el presidente debe reconocer es que, gracias a las aspiraciones de gente que trabaja y busca tener mejores condiciones de vida, el Gobierno Federal de la 4T puede pagar las becas y las pensiones de su clientela electoral.

Mucho dependerá de lo que decida el presidente; si existe más polarización o si comienza manejar un discurso de reconciliación que permita sanar las heridas de una gran parte de la sociedad que se siente agraviada. Hablamos de empresarios a los que no baja de “fifís” o “conservadores”, también podemos señalar a medios de comunicación a los que no baja de “chayoteros” y, ahora, a la clase media, a la que señala como “aspiracionista” y “egoísta”. Ojalá y de verdad el presidente se dé a sí mismo la oportunidad de apostarle a la reconciliación, es por el bien de todos, es por el bien de México.

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